¡Biiip! ¡Biiip!
Alessandra se despertó de golpe al escuchar el tono de llamada del móvil. Tras escanear su habitación en busca de algo o alguien en un par de segundos, miró, todavía medio dormida, la pantalla del iPhone para ver quién le llamaba a esas horas. Era Frank, su jefe. Qué raro, pensó.¿Qué hacía Frank llamándola a las doce de la noche? Siempre la había llamado de madrugada, nunca había sido tan temprano. Descolgó, esperando su conversación de siempre:
¿Diga?- contestó con la voz todavía ronca de haber estado durmiendo.
-Hola, cariño. ¿Cómo estás?¿Te he despertado?.- respondió Frank con índices de sorna en su voz.
-Hola papá, estoy muy bien, ¿y tú?- Contestó siguiéndole el rollo, con ganas de mandarlo a la mierda.
-Yo también estoy bien, cielo. Tu madre y yo te echamos mucho de menos. ¿Cuándo vas a pasarte por casa?- Traducción: Te necesito aquí ya.
-Pensaba pasarme mañana sobre las nueve. ¿Os viene bien a esa hora?-
-Nos viene perfectamente. Oye, ¿qué tal el traba...?-
-Todo muy bien, papá. Te tengo que colgar, que he quedado con Sara. Te veo luego.-
-Vale, cielo. Nos vemos entonces a las nueve, mañana por la mañana, ¿no?-
-Sí, mañana os veo. Adiós.-
-Adiós, Anita. Dale un besito a Micha de mi parte.-
Alessandra se levantó de la cama de matrimonio, se vistió y se calzó en tiempo récord. Pensando en algún caso que pudiese haber escuchado en alguna parte, se preguntó si podría ser el caso del violador del portal. No lo creía. Ese hombre estaba en la cárcel, y por lo tanto no podría matarlo. De casos recientes, ese era el único en el que podía pensar de índole grave. Sin tiempo para pensar más, fue rápido a por su Beretta 92 y tras darle un beso a su gatita Micha, y echarle un vistazo a su apartamento medio vacío, se dirigió a la villa Elio, deseando haber podido dormir cinco minutos más.
Mientras tanto, en medio de la sierra de Madrid, en Villa Elio, cuando la llamada cesó, Frank no pudo reprimir una sonrisa. Le encantaba el lugar de operaciones de la G.A. (Grupo Anticriminal), también conocido como la Villa Elio. Siempre estaba allí, aunque no fuera residente. Era un sitio ideal: no había nadie a más de tres kilómetros a la redonda, y al estar en medio de la sierra, estaba todo casi en la oscuridad. Además de ser ideal para ser el centro de operaciones, también era un lugar ideal para pensar y despejarse. Con ese pensamiento, Frank se llevó a la boca el vaso de whisky que tenía siempre encima de la mesa y dirigió la vista a las pantallas en la pared. Estas le permitían ver las imágenes de las cámaras de vigilancia las veinticuatro horas del día, por lo que tenía el control absoluto de todo lo que pasara en los alrededores de la villa. Bajó la vista a los papeles que tenía sobre la mesa y suspiró, no queriendo pensar en que tendría que hacer si Alessandra rechazara la misión.
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Gris, casi negro.
CasualeAlessandra es una asesina a sueldo benevolente. Mata a gente que hace del mundo un lugar peor (asesinos, violadores, maltratadores, estafadores, etc.), pero cuando le encargan cargarse a un caza fortunas y estafador de mujeres ricas demasiado dífici...