Capitulo 13

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POV ANASTASIA

Me duele todo. Eso es raro, ya que lo último que recuerdo es que tenía un corte en la pierna y estaba sangrando mucho. No tengo ni idea de donde estoy y quien está a nuestro alrededor. Sé que hay alguien más aparte de Cristian, ya que se escucha más de una voz.

Abro los ojos para acostumbrarse a la luz que hay. Veo varias sombras pero no logro distinguir nada.

-por lo menos, está volviendo a la vida- escuchó la voz de alguien que no conozco.

-es fuerte. Para soportar desde pequeña las expediciones con su padre, debe de ser fuerte. No cualquiera recorre tantos kilómetros con tan pocas cosas y con solo las cosas necesarias para cubrir las necesidades básicas- dice Cristian. Por el tono de sus voz, me doy cuenta que está enojado.

-las mujeres son más fuertes de lo que aparentan. En la antigüedad, las mujeres eran consideradas las partes más importantes de una cultura. Ellas eran consideradas sacerdotisas. No todas las mujeres pueden traer hijos a este mundo y las que pueden, tienen un trabajo difícil. Ellas pueden hacer mucho con poco y son muy buenas consejeras- dice alguien que está a mi lado derecho.

-yo pensaba que ustedes eran machistas. Lo único que he visto de ustedes en estos días, son hombres montados en caballos, armados y con ganas de matarnos- dice Cristian. El hombre tiene el descaro de reírse.

-para nosotros las mujeres son sagradas y no permitiremos que salgan dañadas. No es que no puedan pelear o defenderse pero, mientras lo podamos hacer nosotros, no encontramos necesario que salgan. Además, ellas son las sacerdotisas de nuestro templo y su mayor trabajo es llevar la serenidad y sabiduría que nuestra civilización necesita- dice el hombre. Un dolor, como un pinchazo, aparece en la herida y me quejo más fuerte de lo que pensé.

-tranquila, Ana. Es normal que te duele. Debes de ser fuerte. Te dije que no dejaría que nada nos pasara y que saldríamos a la superficie. Aún no he cumplido lo de salir pero, tu herida está limpia y curada. Es normal que sientas el dolor- dice Cristian. Escucho movimiento y luego algunos susurros a mi lado.

-debes hacer que beba esto- dice el otro hombre.

-no voy a darle a beber nada que no sepa lo que es- dice Cristian a la defensiva.

-lo puedes beber. Es un poco amargo pero es una mezcla de hierbas que ayudan a que le dolor sea más pasable. No te va a provocar nada, salvo que la lengua te quede un poco amarga por unas horas- dice. Todo se queda en silencio.

-guacala. Eso sabe horrible. ¿De verdad quieres darle a beber esto? Si no lo escupe es un milagro- dice Cristian mientras escupe varias veces.

-la mayoría lo escupe pero algo le queda y eso ayuda. Antes les dábamos alcohol para que la mezcla no le supiera tan mal. Lo malo es que terminaban emborrachándose y haciendo cosas indecorosas. Los hombres pecábamos con el pensamiento- dice. Me dan ganas de reír por su franqueza.

-bueno. Hay que darle un poco- dice Cristian. Siento en mis labios la textura de algo un poco áspero y luego un líquido espeso ingresa en mis labios. Al principio logro mantener una parte pero al entrar en contacto con mis papilas gustativas, me dan ganas de vomitar. Es un sabor amargo y con un sabor muy fuerte.

-tranquila. Solo bebe un poco- dice Cristian. Abro los ojos y Cristian me esta mirando preocupado.

-eso sabe realmente mal. Ustedes me quieren matar- digo. Intento sentarme pero si no fuera por los brazos de Cristian me hubiera caído al suelo otra vez.

-solo estamos buscando que te sientas mejor. La herida que tienes en la pierna es profunda. Logramos desinfectarla pero, él no nos dejó cocerla. Me da la sensación que se puede abrir de nuevo. Más aun cuando todavía tienen que caminar para salir de aquí- dice el hombre. Frunzo el ceño al verlo a la cara.

Pasado en común: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora