Capítulo 3

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Me llevó por detrás del escenario y observé varias cabañas que ocupaban gran parte del terreno y un edificio situado en una esquina, se dirigió al edificio, volteó a ver para cerciorarse de que fuera tras él, sacó una tarjeta de su bolsillo y abrió la puerta, entré detrás de él y subió por las escaleras, llegamos hasta una oficina.

-Entra, toma asiento –dijo con frialdad

-¿Para qué me ha traído aquí? –pregunté mientras me sentaba

-Para asignarte tus tareas y explicarte las reglas –contestó

-Bien, escucho –respondí mirándolo fijamente

-Para empezar mi nombre es Hank Stewart, ahora bien, te encargarás del huerto y la granja, ese grupo está incompleto –dijo. Y las reglas son:

1. No hablar en horas de trabajo, si emites un solo sonido, acumulas puntos de sanción

2. Realizar las 15 horas y 30 minutos de trabajo completas, tienes 30 minutos para comer, si llegas tarde a tu turno, acumulas puntos de sanción

3. Debes estar en tu cabaña a las 8 en punto, si llegas un minuto tarde, acumulas puntos de sanción

4. Al almuerzo 1 en punto, si llegas un minuto tarde, acumulas puntos de sanción

5. Los días lunes nos reunimos en el patio principal a las 3:30, por lo tanto debes levantarte a las 2:20 para que te duches y te cambies de ropa, básicamente tienes 5 minutos para cada actividad, esto solo los días lunes, el resto de días despertarás 3:50 y debes estar a las 4 en punto en tu área de trabajo, si tardas más de lo ordenado en cualquiera de esas actividades ac... Acumulo puntos de sanción ya lo sé –lo interrumpí. Acumulas puntos de sanción y no me interrumpas cuando te hablo –respondió con su mirada fría fija en mí. Lo que nos lleva al siguiente punto –continuó bajando la vista a la carpeta que tenía sobre la mesa

6. No faltar el respeto a ninguna de las autoridades, se incluyen, entrenadores, guardias y por supuesto, yo, si lo haces acumulas puntos de sanción

7. No agredir a nadie, ni compañeros ni autoridades, si lo haces, acumulas puntos de sanción

-Esas son todas las reglas, como pudiste notar, hay guardias en cada esquina, que estarán pendientes de si cumples las reglas, si llegas a tener 30 puntos de sanción serás puesta en aislamiento por una semana, sin comida ni agua y se te asignarán tareas más fuertes las cuales realizarás sola –terminó con su explicación de una forma más de tortura. Estás en la cabaña número 9, esta es tu llave, tienes tres compañeros, acordarás con ellas en qué cama dormirás, te deseo suerte –dijo haciendo un ademán con la mano para que saliera.

-Ahora te llevaré a tu cabaña, ahí están tus herramientas de trabajo y de inmediato iremos a tu lugar –dijo Abby con una dulzura que me causaba repulsión, quizá estaba pensando mal de ella, pero en realidad no creía para nada su papel de niña buena

Nos dirigimos hacia la cabaña, tomé mis herramientas y fuimos hacia el área del huerto, ahí estaban tres chicos más, dos hombres y una mujer, ella regaba las plantas, uno de ellos cosechaba y otro plantaba en los cuadros que quedaban vacíos, me preguntaba qué hacían cuando no tenían que estar regando, cosechando o plantando.

-Bien tú te encargarás de regar las plantas junto a Allison, Stephan se encarga de cosechar y Dan de plantar y por cierto ellos también son tus compañeros de cabaña –explicó Abby. Ahora supongo que te preguntas qué hacen cuando no es tiempo de realizar esas actividades –por lo visto me leyó el pensamiento. Pues Allison se encarga de limpiar a los animales, recoger los huevos de las gallinas y ordeñar a las vacas –olvidé que también mencionó una granja ese hombre. Ahora con tu llegada tú ordeñarás a las vacas y se turnarán para limpiar los desechos. Stephan y Dan se encargan de matar a los animales y cortarlos para poderlos consumir –continuó, esto último me estremeció demasiado, es decir, no soy vegetariana ni nada de eso, pero nunca había visto como matan a esos animales que después de todo son tan sabrosos. Ahora ve, haz tu trabajo –me entregó la regadera y me dirigí hacia el área que faltaba de regar mientras Abby se alejaba.

-Oh Allison me había olvidado, hoy Stella limpiará los cerdos, tú a las vacas –gritó desde lejos y vi como Allison ponía una mirada de Alivio impresionante y levantaba su pulgar en el aire mientras sonreía

Terminamos de regar y fuimos hasta la granja, ese lugar apestaba y había como 5 cerdos ahí, Allison me extendió unos guantes, una pala y una mascarilla, mientras me miraba sonriente, le devolví la sonrisa y tomé las cosas, me dispuse a limpiar, era demasiado, no sé a qué hora empecé a hacerlo pero me interrumpió el timbre de la comida y aún no terminaba, seguí a los chicos al comedor y me senté junto a ellos. Nos pasaron una especie de carne molida que se veía asquerosa y cruda, con arroz mal cocido y un jugo que parecía ser de naranja, en efecto todo estaba asqueroso.

Terminamos de comer y volvimos a nuestra labor, no sabía cuánto podían ensuciar cinco cerdos en media hora, para cuando volví estaba casi la mitad de lo que ya había limpiado, sucio nuevamente, es que es malditamente ilógico, debería haber un lugar en el cual saque a esos animales para poder limpiar con tranquilidad, cómo esperan que limpie si ellos siguen ahí. Después de un rato vi a Dan y Stephan aproximarse y abrieron el corral de los cerdos y se llevaron a dos de ellos. Terminé de limpiar por fin y ya empezaba a oscurecer, fui hacia Allison para ayudarle con la limpieza de las vacas, un rato después sonó la campana que indicaba que debíamos ir a nuestras cabañas.

Llegamos a nuestra cabaña y cada uno se sentó en su cama, quedó libre la parte de arriba de la litera de Allison así que supuse que esa sería mi cama y me dispuse a subir.

-Y ¿qué sucede cuando los animales del inventario se terminan? No vi muchas vacas ni cerdos, tampoco gallinas –pregunté

-Cada domingo llega un camión que trae a los animales –respondió Stephan, era un chico alto, castaño de ojos cafés y piel blanca. Por cierto, soy Stephan Miller

-¿Y qué hay de las semillas? –hablé una vez más

-Cuando se nos terminan notifican a la central de proveedores y nos envían lo que nos haga falta –respondió Dan, rubio, alto también, ojos verdes y piel blanca. Yo soy Dan Scott

-¿Y cada cuánto regamos las plantas? Y lo más importante, ¿cómo nos vamos a distribuir la limpieza? –pregunté mirando a Allison, una chica de mediana estatura cabello castaño, ojos negros y piel blanca

-Dos veces por semana –respondió dulcemente. Y ¿te parece si una semana te encargas de los cerdos y otra de las vacas? –sugirió. Y yo soy Allison McGregor.

-Claro, me parece perfecto –contesté sonriente

Vi que había un gran espejo justo frente a mí, observé mi cabello rojo, que en realidad ya ni se notaba su color porque estaba cubierta de tierra, mis rizos se veían tiesos y mi cara también estaba cubierta de tierra, tengo ojos verdes, recuerdo que mi padre decía que brillaban demasiado, ahora diría que están apagados por completo.

-¿Y todo esto lo hicieron en una semana? –pregunté asombrada, ya que parecía que había sido un trabajo de años, luego caí en cuenta que mencionaron que cada semana llegaba un camión con animales y noté que realmente llevaba mucho más tiempo ahí

-¿Una semana? ¿Te dijeron que llevas aquí una semana? Son una mierda realmente, esto tiene ya –hablaba Stephan y se cortó cuando el timbre que indicaba que debíamos dormir sonó.


PELIGROSAMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora