Einzigartig

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—Hyung, ¿qué tiene de malo apretar tus lindas mejillas en público?—preguntó el grandulón.

—No tiene nada de malo, y no te prohibiría no hacerlo si te supieras comportar—dijo con los brazos cruzados sobre su pecho y el ceño fruncido.

—¿Qué se supone que hago?—volvió a preguntar, pero ahora se encontraba con una mueca y un tono de voz llenos de completa indignación.

TaeIl le dedicó una mueca de completo enojo y hasta tenía la cara rojita. Awww, so cute.

—Eso es lo que pasa John Seo, te distraes completamente de lo que estás haciendo y tus manos cobran vida propia para llegar a las otras mejillas—seguía en la misma postura.

—...Ajá, ¿y qué hay de malo en eso si somos novios?

¿En qué momento se enamoró de este estúpido?

—Es como empezó esto; estaríamos en público, idiota. Tantos años en el sótano te dañaron el cerebro, ¿verdad?

El otro muchacho prefirió ignorar lo último y se decidió a luchar por los derechos de novio que le corresponden.

—¡Pero somos novios!—sólo podía sentir indignación en esos momentos.

—¡Y también somos idols! Así que deja de alegar y compórtate—fin.

Es cierto, tienen una "imagen" que cuidar, y no es que John lo olvide, simplemente lo quiere ignorar porque le frustra a montones no estar cerca de su pequeñín.

Al ver la expresión de tristeza en el atractivo rostro de su menor, TaeIl se acerca y decide consentirlo.

—Ahora no estamos en público, aprovecha—dijo con su suave voz.

Y como si hubiera vuelto a la vida, a John se le iluminó el rostro y se lanzó sobre él en la cama donde minutos antes habían estado debatiendo.

—Hyung lindo—canturreó mientras le besaba el rostro—El amor de mi vida, mi luna personal y más hermosa que todas otras en el universo.

—Me haces sentir mal por mi peso—comentó tristón y Johnny lo volteó a ver con el ceño demasiado fruncido.

—¿Qué rayos dices, Moon TaeIl?

—Que estoy gordo—contestó con simpleza.

Oh no, John no va a permitir estos pensamientos en esa cabecita, así que rápidamente se puso de pie y fue a ponerle seguro a la puerta.

—¿Por qué dices que estás gordo?—cuestionó todavía de pie frente a la cama.

TaeIl aún acostado, empezó a numerar.

Number one—dijo al mismo tiempo que alzaba su dedo pulgar para señalar el número—mis mejillas están en su máximo esplendor. Dos, también tengo papada. Tres, y la que más me lastima; ya no quepo en mis jeans. Cuatro, ¿acaso no has notado que empiezo a tener estrías? Me ves desnudo siempre que quieres—señaló.

John lo iba a hacer cambiar de opinión acerca de su peso fácil, rápido y con mucho placer.

Se recostó con todo su peso encima del mayor y comenzó a hablar mientras acunaba el rostro de este en sus grandes manos.

Number one—repitió lo dicho por el mayor—cuando tus mejillas están tan llenitas te ves increíblemente adorable, incluso más de lo usual—dijo mientras besaba y mordía suavemente las mencionadas. Cuando TaeIl lo iba a interrumpir le estiró ambas mejillas y lo hizo callar con un beso en los labios para después continuar—Dos, ¿papada? Sí, ¿y qué? No sólo la tienes por tener kilos de más, hay personas que así tienen la cara aunque estén delgados, ¿eso qué? Además, casi ni se te nota si es lo que te preocupa. Tres, ¿para qué existen las demás tallas y los pantalones deportivos entonces? Ufff, unos shorts te quedarían de maravilla con esas piernas que te cargas, mi amor. Cuatro, yo también tengo estrías, mucha gente delgada o gorda las tiene, no es nada grotesco o fuera de lo común. Necesitas saber que el estar gordo no es la única razón para tenerlas, dejando de lado que no son tantos kilos como para que sea por tu peso.

FluffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora