única parte

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Estaba en la misma cafetería de siempre, sentado en la mesa del fondo cerca a un ventanal que daba un panorama de la calle principal. Y como la rutina dictaba había ordenado un americano y dos rebanadas de pastel de chocolate. La vida de Kim Junmyeon se había vuelto aburrida y rutinaria desde hace un año y algunos meses, lo cual provocaba que su estado de ánimo se volviera más voluble de lo normal. Era de conocimiento publico que siempre cambiaba de animo tan rápido como parpadear, cualquier cosa lo irritaba, lo ponía feliz o triste, pese a eso él había aprendido a controlarlo con el paso del tiempo (al menos un poco); pero los últimos meses fueron algo caóticos. Bastaba un comentario mal formulado para irritarlo y que se exasperara. Se había dado cuenta que su vida se había vuelto rutinaria y monótona lo cual ocasiono un gran sentimiento de decepción y rechazo hacia si mismo.

"solo eres alguien caótico", "estúpido, son los mismos demonios de siempre ¿Por qué no los callas como siempre y finges que estás bien?" Se repetía una y otra vez en su mente, claro que estaba bien ¿Por qué decir lo contrario?, solo era ese algo, esa cosa en su interior que hasta ahora no sabia que era.

Ese sentimiento que lo hacia sentir fuera de su entorno, como alguien que solo estaba para observar, como alguien invisible, alguien que su presencia era indispensable y a nadie le importaba si estaba o no, y si no se sentía invisible se sentía como un estorbo provocando que en su mete se repita una y otra vez: "el mundo esta mejor sin mi, solo destruyo todo lo que esta a mi alrededor". Y si había lago que odiaba Junmyeon más que otra cosa era ese sentimiento, toda su vida lo había atormentado, nunca le dejaba sentirse cómodo con su ambiente. Gracias a todo ese sentimiento ocasionaba que mucha gente se alejara de él. Claro que a Junmyeon le dejo de importar hace mucho, eran muy pocas las personas que se volvieron indispensables en su vida y el hecho de su ausencia le causaba pesar.

¿Qué había ocasionado este estado esta vez?, los recuerdos, nada más que ellos. Hace un año y algunos meses se había alejado de una persona que creía que era una constante permanente en su vida. Oh Sehun, era alguien con quien había compartido muchas experiencias, de algún modo se había vuelto en algo importante en su vida, sin embargo, una discusión había causado esa distancia. Junmyeon sabía que no solo era esa discusión y que había más cosas de fundo. El hecho de que Sehun le hubiera aguantado durante un periodo aproximado de 4 años todos sus berrinches, sus violentos cambios de humor y sus aislamientos por causa de ese sentimiento negativo que cargaba siempre eran buenas razones para que se quiera alegar de él y no lo culpaba. Reconocía que Sehun no había sido exactamente un pan de dios con él, aun así justificaba el actuar de Sehun y el de todos.

"si yo mismo no me soporto, ¿Por qué los demás me tienen que soportar?"

Además de Sehun existieron mas personas a las cuales él quería y se habían distanciado de él, estaban Yixing con quien había salido por una temporada y lo estimaba mucho y Jongdae quien era un buen amigo; pero ambos eran solo pasado.

No se iba a permitir sufrir otra vez, ya había entendido que él era alguien que las personas no querían tener cerca, de tal forma él iba a evitar tomar aprecio, se iba a volver en la persona solitaria que tanto había deseado. Y lo estaba logrando, el haber cambiado de ambiente le favorecía mucho podía formar una nueva imagen frente a las personas. Todo estaba yendo bien, mantenía un perfil bajo, ocultaba aquellas actitudes que hacia que la gente lo odie y si salían al flote, se disculpaba.

Sin embargo, todo había cambiado, en los últimos días la gente le tomaba por un ser detestable y grosero, todo porque:

Su computadora se había quedado sin espacio y decidió eliminar archivos viejos que ya no utilizaba, fue entonces cuando encontró ese bendito archivo: el cuento que Sehun había escrito hace mucho y le había pedido una o dos ocasiones que lo leyera. Nunca lo había hecho, creía que no había necesidad de leerlo, buscaba escusas para no hacerlo. Ahora las cosas eran diferentes, sabia que no había un Sehun detrás de él exigiéndole su opinión, así que debería ser más fácil leerlo; pero no lo podía hacer, abría el documento corregía algunas cosas y lo volvía a cerrar.

La cafetería de siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora