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Fernando abre su portátil del año 2001 y navega por Google como suele hacer los viernes por la noche. Entra en YouTube y pone de fondo un par de las canciones de su artista de trap favorito en la cola de reproducción y quita la mochila de encima de la cama.

Suelta todo el aire de sus pulmones en una bocanada y suspira ruidosamente, exasperado.
Está frustrado y tremendamente cansado. No en ese momento en concreto. Más bien está cansado de su vida actual. Odia tener que seguir yendo al instituto, viendo a sus antiguos amigos haciendo dinero prácticamente sin mover un dedo.

Y esque en el barrio estar en el negocio de la droga es bastante común. Y desde bien joven. Los chavales hacen de chivatos, o pasan pequeñas cantidades y se ganan un dinero al día sin tener que pasar por el coñazo del instituto.

Se tumba boca abajo, cavilando aún la idea y gruñe ruidosamente contra la almohada.
Honestamente, no se da cuenta de cuándo se ha quedado dormido. Sólo recuerda despertarse empapado en sudor y con una sensación pastosa en la boca, presagio de algo negativo.  Se pasa la mano por la frente, secando todo resto físico de sus pesadillas y se gira boca arriba, mirando el reloj.
Las dos de la mañana.
Ha dormido seis horas.
Se ha saltado la cena.
Nadie ha ido a despertarle como hacen en los anuncios que se emiten en el viejo televisor de su salón.
No hay familia unida ni feliz.

Suspira por enésima vez y alarga el brazo hasta el cajón de su mesita, sacando su grinder y la bolsita que dejó a medias la noche anterior. Enciende la luz de su mesita y saca el pegote de la bolsa, todavía con las manos sudorosas y los ojos entrecerrados por el repentino cambio de luz. Deja la bolsa a un lado y se dispone a cerrar el grinder, soltando un bostezo, cuando siente un crack inesperado en el pequeño utensilio. Abre los ojos y presencia lo peor que podría pasarle en el momento: su preciado grindr del 06 se ha roto. Que su grinder se rompa es igual a no maría grindeada, que es igual a no porro. Mira el trasto con rabia y lo tira al otro lado de la habitación, después de sacar el pegote y guardarlo otra vez en la bolsa.

- Genial, noche de pesadilla sin porro. La hostia. - se dice a sí mismo con una mueca de enfado dibujada en la cara.

Entonces recuerda que su colega Alias le comentó que la semana anterior había encontrado una página web donde comprar grinders, bongs o semillas bien baratos; y que, palabras textuales, eran crema,
hermano.
Con los párpados negándose a cerrarse de nuevo y sin nada que perder, abre su portátil y teclea grinder en el buscador. En la pantalla aparece una definición de Wikipedia, un aviso sobre el consumo de drogas y diversos posts de Tumblr prácticamente representando 2012, así que decide seguir bajando.
Es entonces cuando aparece en su buscador una red social llamada Grindr y a Fernando le entra la curiosidad porque ¿una red social? ¿acaso ese link lleva a un portal lleno de fumados como él? ¿Acaso hay un forocoches exclusivamente para hablar de porros? Porque si lo hay él necesita entrar y desahogarse, y de paso pedir un par de consejos para hacer un bong casero (porque con el último casi quema la cocina...).
Lleno de curiosidad, Fer cliquea el link del sitio web y ante él aparece un fondo negro con un letrero en un llamativo naranja butano, que reza "conoce gente y disfruta". El chico está tan absorto en la idea de su futuro truco para hacer bongs que su cerebro bloquea todo pensamiento de doble sentido, y se registra rápidamente. Le parece un poco extraño el hecho de que el portal pida tantos datos personales, pero igualmente completa la solicitud, empujado por sus ansias de saber (y de fumar, para qué mentir) y elige una foto sencilla sacada por su colega el trenzas hace unas semanas en el puerto, luciendo brazo y porro.

Inmediatamente se da cuenta de que no es lo que pensaba. En su página de explorar aparecen diversos perfiles, todos de hombres, cada cual más provocativo que al anterior. Un rojo escarlata tiñe el rostro de Fer al darse cuenta de que se ha registrado, por accidente, en una página gay de contactos; y un grito ahogado escapa de su boca cuando, antes de que pueda cerrar el portátil, una notificación en su bandeja de entrada lo sobresalta. Con una mezcla de miedo y adrenalina aprisionando su estómago, arrastra el mouse por la pantalla y cliquea en el pequeño icono del "1" que indica que le ha llegado un mensaje directo. Grande es su sorpresa al encontrarse con que alguien le ha hablado. Entra en el perfil del desconocido. En sus fotos aparece luciendo ropa cara, abrigos de piel, relojes atestados de joyas y cadenas de oro. Rodeado de gatos extraños, mujeres exhuberantes y riquezas. Fernando abre la boca, totalmente atónito. El hombre tiene una estructura facial definida, una mirada penetrante y profunda y una sonrisa de medio lado dibujada en sus labios que, extrañamente, hace su corazón saltar un poquito.
El hombre le parece innegablemente atractivo.
Sale del perfil y repasa de nuevo con la vista su chat. 
Un "hola, muñeco" es todo lo que ha enviado el hombre, que no parece más que unos cuatro años mayor que él.
Fer siente el aire abandonar sus pulmones al repasar de nuevo el mensaje.
¿Muñeco?
Traga con dificultad y tecla un tímido y simple "hola" en respuesta; provocando que el desconocido vuelva a su estatus de en línea y responda rebosante de confianza un "¿te gustaría divertirte un rato?"
Fer cierra el portátil de golpe, rojo como un tomate y respira con dificultad.
Él es totalmente heterosexual.
Totalmente.
Pero conocer gente nueva no está de más.
Además, tiene dinero, se dice a sí mismo autoconvenciéndose.

Abre el portátil de nuevo, tembloroso, y teclea un dudoso "supongo".
Una nueva notificación llega a su bandeja de entrada.

Crema T. ha solicitado seguirte
¿Aceptar su solicitud?

Sí             No

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2018 ⏰

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Forfri [C.Tangana x Yung Beef]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora