Pasaron dos cursos desde que llegué a ese instituto y Ruth, Lucy, Gemma y yo, estábamos más unidas que nunca. Hacíamos la mayoría de las cosas juntas aunque estuviésemos en clases diferentes: comprar, estudiar, ir a la peluquería, ir a las excursiones y viajes del colegio, dar paseos, almorzar, cenar, dormir... etcétera.
Yo salí con un chico de mi clase —que se mantuvo ajeno durante toda mi época de acoso escolar— dos meses y medio. Después lo dejamos porque no le veía como un novio si no como un amigo y así continuamos. Charlie era su nombre. Continuamos siendo mejores amigos y la ruptura con él no me afectó para nada, yo era la primera que pensaba que estábamos mejor siendo amigos. Él compartía mi opinión y tampocó cambió su actitud.
Pero un día como otro cualquiera, me pasó una cosa muy rara: Charlie me prometió que me iba a ayudar con matemáticas y quedamos en su casa una tarde. Llegué allí y nos pusimos a estudiar y a hacer ejercicios en cuanto entramos en su dormitorio, al cabo de las dos horas hicimos un pequeño descanso. Me senté en su cama y el siguió ocupando su silla donde estuvo sentado todo el tiempo.
—No eres tan mala como dices. —Dijo él.
—¿Qué no dices? —Me reí sola ante la conclusión que sacó mi amigo.— Aunque es cierto que ahora estoy esforzándome más que cuando estudio yo sola.
—¿Estás insinuando que tendré que ayudarte a estudiar cada vez que haya un examen? —Dijo riendo y se sentó a mi lado, yo sólo me encogí de hombros y sonreí.— Esa silla me está rompiendo la espalda. —Era muy incómoda eso si era verdad. Pero yo no sabía si era una excusa para sentarse a mi lado o no. —¿Crees que estamos mejor así? —Dijo acercándose un poco, muy poco en realidad, a mí.
—¿Cómo que así? ¿Te refieres a sentados en la cama en vez de en esas sillas? —Pregunté bromeando porque sabía que se refiría a nuestra relación, pero dudé durante unos segundos y preferí optar por hacerme la tonta.
—No, Anne, no. —Dijo riendo.— Me refiero a... ya sabes... a lo nuestro.
—Ya hablamos de esto en su momento, Charlie. No creo que sea oportuno tocar el tema ahora mismo.
—Por favor, responde.
Lo miré, llené mis pulmones de aire y abrí la boca:
—Pues no lo sé. Supongo que antes, cuando estábamos saliendo, era también algo así. ¿O tú no sientes lo mismo ahora que antes?
—La verdad es que sí... —Se rascó su cabeza y guió su mirada a la sábana. Sólo por hacer eso, ya sabía que estaba nervioso. Lo conocía bastante bien.— Yo creo que éramos como amigos con derecho a roce, ¿me entiendes?
—Sí.
Alzó otra vez su mirada y la clavó en mis ojos. Sus ojos azules siempre solían comuncarse conmigo y decirme cosas que su boca no era capaz de vocalizar, pero en ese momento permanecían ilegibles para mí. No perdió tiempo en hablar sobre estúpideces y me besó. Yo di la bienvenida a esos labios familiares suyos.
"Ahora me va a dejar más confundida aún", pensé y nos separamos.
—Anne...
—No Charlie, no digas nada. Ha sido culpa mía.
—No, sólo es que no sé que pensar.
—Ni yo. —Admití.
—Creo que debemos dejar que las cosas fluyan y ver qué pasa.
—No Charlie, yo no puedo hacer eso. —Me negué.— No puedo hacer como si no hubiese pasado nada. Necesito respuestas.
—Yo tampoco puedo dejar pasar el tiempo simplemente pero, ¿qué sugieres que hagamos?
—No lo sé.
—Mira Anne, te seré sincero: yo he sentido muchas cosas en ese beso y es como si me hubieses pedido a gritos que no te dejase ir. —Ahí tenía razón, lo había hecho.
—Sí pero, lo que importa es lo que has sentido tú.
—A mí esto me ha servido —continúa—, me ha aclarado todas mis dudas. Y ahora sé que quiero continuar como antes. Es decir, debemos seguir siendo amigos.
—Pero es que yo te amo, Charlie. —Me declaré a él, cosa que hice sin pensar y me sonrrojé cuando me di cuenta de lo que había dicho. Él se quedó de piedra y estaba muy confundido, seguro.
—¿Entonces por que decidiste dejarlo?
—No lo sé, ¿vale? Ahora sé que fue un gran error.
—Anne, soy yo el que no puede hacer esto. Si no me vas a ser sincera esto se acabó.
—Pero, ¡yo no te mentí! ¡Soy humana, joder, creo que es normal que dude sobre mis sentimientos!
—Anne escúchame por una vez —noté cierta molestia e irritación en su voz—. Primero me propones dejarlo, acepto porque creo que llevas razón, y ahora haces esto.
—¡Toda la culpa no es mía! ¡Tú eres el que me ha besado! —Protesto.
—Para eso no tengo excusa porque no sé por qué lo he hecho. Mira, mejor lo pensamos durante la noche y ya mañana hablamos.
Recogí mis cosas y me fui sin despedirme, estaba enfadada. Él tenía derecho a besarme, a equivocarse y a dudar sobre lo que sentía pero yo no. Me faltó muy poco para mandarlo a la mierda. Aunque fuese mi mejor amigo y novio temporal, no entendía porqué hacía esto.
Al día siguiente lo hablamos y decidimos que no era buena idea volver, yo también había entrado en razón. Aunque mis sentimientos a Charlie se prolongaron durante bastante tiempo después de esa tarde, supe superar la situación y seguir hacia delante.
Como véis esa relación fue algo complicada pero, bueno la vida va de eso, ¿no? Superar obtáculos y conseguir llegar a la meta. Tras eso, Charlie salió con dos chicas más y a mí eso me dio igual. Ya había superado aquello y a Charlie pero me planteé dejar el tema del amor para más adelante.
Ese verano mi hermana se tatuó mi nombre en su muñeca derecha. Eso me impactó un poco al principio, yo tenía claro que me haría un tatuaje en un futuro pero eso de grabarme el nombre de alguien en mi piel no me hacía gracia, nunca se sabía si aquella persona te iba a traicionar o no. Y si lo hacía, ¿qué iba a hacer yo con el nombre de una persona que me había hecho daño, en la piel?
En junio Gemma se graduó y Ruth, Lucy y yo fuimos a su graduación. Después lo celebramos con ella yéndonos de fiesta. A Lucy no le pareció agradar mucho la idea al principio pero una vez allí se lo pasó genial. Tardé siglos en conseguir que mis padres me dejasen ir, pero al final lo conseguí.
Un día caluroso de agosto, invité a mis amigas a mi casa ya que tenía piscina. Después de almorzar subimos a mi cuarto y allí estuvimos hablando un buen rato.
—El otro día estaba mirando vídeos en Internet y me salió un vídeo de unas chicas que estaban interpretando una canción, ahora no me acuerdo de cuál. —Comentó Ruth y nos enseñó el vídeo.
—¿Y si hacemos uno nosotras? —Propuso Gemma.
—Yo canto fatal. —Dije.
—Bueno, primero podemos probar nuestras voces y a ver como sale. —Solucionó Lucy.— Deberíamos empezar cantando un trozo de alguna canción cada una y ya después nos unimos.
Y así nos tiramos toda la tarde, hasta que se fueron a sus casas. Dos días más tarde fuimos a casa de Gemma, grabamos el vídeo cantando I Kissed A Girl el nuevo single de una tal Katy Perry y lo subimos a una plataforma de Internet llamada YouTube. Al principio no contamos con muchas visitas pero después todo fue sobre ruedas.
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El Susurro de Anne
Ficção AdolescentePuede denominarse superación o persecución de sueños. Llame como se llame, es lo primero en lo que piensan al escuchar mi nombre. ¿Y por qué será? Un día, por alguna extraña razón, decidí cambiar mi vida. No es nada fácil arriesgarlo todo sabiendo q...