Los pocos días que quedaban para la boda habían pasado volando. Se suponía que el día más feliz de mi vida estaba a la vuelta de la esquina y yo no estaba ni cerca de estar emocionada.
Jade y John habían llegado a California hace unos dos días y mis padres estaban más que encantados de tenerlos en casa. Siempre habían soñado con tener la casa repleta de gente.
Por otro lado, papá y Christopher habían llegado también hace unos días. Mi padre no había regresado a la empresa desde que volvió, decidió ayudar en todo lo que pudiese a mamá y a Jade en el tema boda. Ellas habían estado tan emocionadas y concentradas como yo no lo iba a estar nunca. Aunque era increíble de creer yo no había planeado absolutamente nada de aquella ocasión.
Y vamos por mi futuro marido. Chris había estado atento y dispuesto a todo desde que había regresado de aquel viaje. No había querido alejarse de mi ni un segundo, y para cualquier pareja que estaban a punto de unir sus vidas para siempre eso sería un sueño, para mi no. Me resultaba molesto la mayor parte del tiempo tenerlo cerca. Sentía que no le soportaba.
Me odiaba, joder, me odiaba. El chico no hacía nada más que querer estar con su futura esposa, con la mujer que amaba...
Chris era increíble en todos los sentidos posibles, y podría jugar y asegurar que cualquier mujer que estuviera a su lado sería la mujer más afortunada del universo entero. Yo era esa mujer.
Y justo ahora por más estúpido que suene no quería ser una mujer afortunada.
No lo merecía.-¿En que piensas? -preguntó Emma, mientras trataba de acomodar el enorme velo.
Miró el enorme espejo que estaba justo frente a nosotras, intentando encontrar mi mirada en el reflejo de éste.
-En nada. -le respondí en un susurro.
Ella asintió. No me creyó en absoluto, pero no insistió.
-Estás hermosa. -me sonrió, alejándose unos metros de mi.
Me miré en el espejo. Estaba completamente enfundada en ese vestido blanco, maquillada y peinada.
-¿Te quedarás con ese? -ella me miró. -Supuestamente es la última prueba, pero si no te convence podemos pedir otra cita.
-No. -negué. -Éste está perfecto, ¿ya puedo cambiarme?Emma puso sus ojos en blanco y asintió.
-Tanto trabajo para que solo quedes así unos míseros minutos. -dijo con frustración.
Cuando me quité aquella hermosa prenda de mi cuerpo y el maquillaje del rostro salí y me encontré con Emma en la recepción.
-Se quedará con ese. -Emma habló con la chica que estaba detrás del mostrador de aquella... lo que sea que era en donde las novias iban a sus pruebas de maquillaje y peinado.
La chica asintió y le sonrió.
-¡Perfecto! ¿entonces el sábado a las 10:00 a.m en la mansión Black? -dijo ella, escribiendo algo en la computadora.
-Si, ni un minuto antes ni un minuto después, ¿me entiendes? -Emma le habló seriamente.
-Puede contar con ello, señorita. -la chica asintió.
-Perfecto, hasta el sábado entonces. -Emma me miró. -Vámonos.
-Que tengan un lindo día. -dijo la muchacha, cantarina.
-Si, si, tú igual. -le respondió Emma sin paciencia al mismo tiempo que salíamos del lugar.Nos subimos al coche de Emma y ella sin esperar un solo segundo lo puso en marcha, llevándolo hasta casa. Creo.
-No sé exactamente cómo tengo que tomar que posiblemente eres la futura novia más deprimida que haya visto jamás.
-No estoy deprimida.
-Dile eso a tu cara, a tu cuerpo, ¡a tu ser! ¿Qué es lo que te sucede, Alli?
-Estoy algo cansada, eso es todo.
-¿Cansada de qué? Ni siquiera asomaste las narices a ver como va el tema de la fiesta, corrección, ¡no hiciste nada!
-Sé que será toda una novedad, está en manos de Cara Simpson. No lo olvides.
-No importa en las manos de quién está, es tu jodida boda. Deberías estar como loca planeando todo.
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Viejo Amor (Segunda temporada)
Teen FictionTal vez el separarse sólo era una mala jugada de aquel al que llamábamos destino o tal vez no, pero, lo que el futuro les tiene preparado es algo que Alison y Austin jamás volvieron a imaginar desde aquel entonces. Algo los unía para siempre, aquel...