32. Its not what you think it is

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Thomas

No me sorprendió que al llegar al departamento de mi ex novia, tan solo me encontrara con una simple nota pegada a la puerta.

Isabella amaba el drama.

"Primer beso. Nos vemos ahí ;)"

Sin pensarlo dos veces, le pegué un puñetazo a la puerta. Furioso era la única palabra que describía como me sentía, no podría creer que hubiera estado fastidiando a Dylan de esa manera por tantos meses, llegando al punto de enviarle un jodido gato muerto.

Comencé a bajar las escaleras, debía acabar con todo esto de una vez. Tenía que cortar toda la comunicación con ella. ¡Estaba loca, joder! Esperaba muchísimo más de ella, nunca pensé que haría eso. Saber que estuve con esa de todas las maneras posibles, me daba arcadas. Pensaba que la conocía, pero en verdad es una persona completamente desconocida para mí.

—¿Todo bien, Thomas? —El recepcionista me distrajo de mis pensamientos.

—Claro, Albert. Gusto en verte.

Prácticamente salí corriendo del lugar hacia mi carro, sentándome en el asiento del conductor en un santiamén. Suspiré antes de encender el vehículo: no me quedaba de otra que seguir sus "indicaciones", iría a la banca donde toda mi historia con ella comenzó.

Mientras manejaba hacia el lugar donde comenzó todo, decidí tratar de concentrarme en los buenos momentos que tenía con la rubia para que al verla, no la asesinara. Sonreí recordando nuestro primer beso, el cual fue algo inesperado, estábamos un grupo de amigos en el primer año de universidad jugando "verdad o reto" para matar el tiempo. Isabella se había unido al grupo por una amiga de Ki (pueden culpar al chino por todas mis desgracias) y nos retaron a besarnos. Desde ese segundo supe que todo había cambiado, sin saber en ese entonces que era para mal.

Pero nada se comparaba con mi primer beso con Dylan, absolutamente nada. Él había logrado que me enamorara desde el primer segundo que vi sus hermosos ojos mieles llenos de lágrimas en la cafetería. Concentrándome en esa imagen, decidí presionar el acelerador más a fondo.

Llegué rápido al parque, estaba a tan sólo unos minutos del apartamento de Isabella. Bajé del carro y corrí hacia la jodida banca ignorando las miradas extrañadas de las personas y tratando de mantener mis pensamientos en blanco, tenía que concentrarme en lo que tenía que decirle a la muy desgraciada.

Nadie se metía con mi Dyl, sabia todo lo que había sufrido, no dejare que nadie más le haga daño. Visualicé a la rubia sentada en el lugar, me saludó con la mano muy emocionada, como si nada hubiese pasado.

Me senté a su costado, y tratando de calmar mis respiraciones, empecé:

—A ver Isabe-

—Escúchame primero, Tommy —sonrió cínicamente—. Te tengo una propuesta. Sé muy bien que el estúpido de Dylan te ha contado todito lo que le he hecho. —Apreté los puños automáticamente en el segundo en el que mencionó a Dylan—. Y sabes que por más que te mudes, cambies de teléfono, me pongas una denuncia, siempre terminaré jodiendolos.

—¡Estás loca!

—Escucha primero, rubiecito. Te dejaré a ti y al otro en paz para siempre con una sola condición.

—¿Cuál es?

—Tú tienes que besarme.

Reí amargamente, pero al ver ninguna señal de risa en la cara de Isabella la miré sorprendido

—Es broma, ¿verdad?

—No, tan solo un simple beso que dure más de diez segundos y todo acaba.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora