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Tragando de su botella como si nunca hubiera bebido agua antes, Taehyung se acercó hasta Jimin a horcajadas con una media sonrisa.

—¿Qué pasa? ¿cansado? —preguntó el mayor mientras se reía de la desesperación con la que el castaño bebía.

—Claro que no —dijo, separándose de la botella— sólo tenía mucha sed, aguanto mucho.

Jimin no hizo más que alzar una ceja, haciendo que el más chico soltara una carcajada.

—También así —fanfarroneó.

—Claro, claro —escupió incrédulo—. ¿Escuchaste lo del nuevo trainee?

—¿Quién? —preguntó Taehyung frunciendo el ceño.

—No lo sé, idiota —Jimin rió— pero ayer la compañía dijo que habría uno o dos nuevos.

—No creo haber escuchado, no tenía idea.

Jimin se limitó a asentir y se alzó de hombros.

—Espero que lleguen ya e interrumpan la práctica porque no puedo más, mis pies duelen y estoy mareado —se burló de sí mismo.

Antes de que el castaño pudiera contestar, un manager entró a la sala de práctica ganándose miradas de parte de todos los trainees que se encontraban ahí.

—Hola a todos, un minuto de atención —habló el hombre— quiero presentarles a un nuevo miembro.

Después de haber dicho aquello, detrás de su espalda salió un chico delgado y pelinegro. No era ni alto ni tan bajo, tenía una estatura promedio y sus grandes y brillantes ojos divagando curiosos por toda la habitación no tardaron en llamar la atención del castaño. Tímidamente aquel niño se posicionó junto al hombre y comenzando a jugar con las mangas de su sudadera que daban hasta sus nudillos, habló.

—Hola, soy Jungkook —pausó— Jeon Jungkook.

Todos los presentes contestaron el saludo, unos con más entusiasmo que otros. Algunos ni siquiera se habían interesado en él, pero Taehyung no podía dejar de verlo.

—Tengo dieciocho, soy de Busan y espero llevarme bien con todos ustedes —finalizó con una reverencia.

Taehyung notó que a pesar de los indicios de estar nervioso, su voz había salido limpia y sin cortarse. Un par de personas aplaudieron, otras sólo ofrecieron una sonrisa. El hombre palmeó la espalda de aquel chico y aclaró su garganta.

—Ya oyeron, todos —anunció— por favor trátenlo bien y háganlo sentir como en casa.

Jungkook se limitó a sonreír levemente y aquel hombre asintió, dejándolo solo con el resto de los chicos. Sintiéndose perdido y fuera de lugar, tomó su móvil y se sentó en una esquina junto a su equipaje. Desde el otro lado del salón, y con una sonrisa ladina, Taehyung relamió sus labios y golpeó el pecho de Jimin para llamar su atención aún sin despegar la vista de aquel niño.

—¿Qué? —contestó el mayor.

—Deberíamos hablarle, ¿no crees?

Al voltear hacia el castaño y percatarse de la sonrisa traviesa que se había dibujado en su rostro, no hizo más que rodar los ojos.

—Estás enfermo, ¿así de pronto? —regañó.

—¿De qué hablas? Sólo trato de ser amigable
—dijo Taehyung, chasqueando la lengua.

—Eres detestable —soltó Jimin, dándole un codazo.

Dicho y hecho, el par no tardó en acercarse hasta el niño nuevo quien se alarmó al sentir una presencia extraña cerca de él, subiendo la vista de inmediato.

𝐏𝐫𝐢𝐯𝐚𝐜𝐲.Where stories live. Discover now