La voltereta

198 22 3
                                    

¡Himawari, maldito monstruo pechugón! Siempre está burlándose de mí porque saca mejores notas que yo. No importa qué materia sea, todo el tiempo termina en los primeros lugares y luego me lo echa en cara. No entiendo por qué no obtengo los mismos resultados, si ella misma es la que prepara mi material de estudio. ¿Por qué a ella sí le va bien y a mí no? ¡Himawari, eres una tonta, tonta!

Solo hay una cosa en la que me va mejor que a ella, y es educación física. Es obvio, sus enormes pechos le drenan la energía y termina agotándose rápido; aunque claro, eso no me pasará a mí cuando los míos crezcan más que los suyos...; pero volviendo a la educación física, eso es lo único en lo que soy mejor que ella... por el momento.

Hoy justamente tenemos deportes.

―Mañana tendrán una prueba de hacer giros en la barra.

¿Eso es todo? Puedo hacerlo. Veamos ahora la cara de Himawari... ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Mírenla, está aterrada! ¡Ya llegó mi turno de verla por debajo de mí! ¡Pechugona, estás muerta!

(...)

―¡Sakurako, por favor, necesito tu ayuda para pasar esa prueba!

―¿En serio? ¿No puedes hacer giros en la barra? ¡Buu, buu, buu, buu, buu!

Mañana me reiré de ti con ganas. Este es solo un adelanto.

(...)

―Ahora vamos a empezar las pruebas de giros en la barra.

Llegó el momento que tanto he esperado desde ayer. Himawari, esta vez verás quién es la mejor.

―Siguiente, Oomuro-san.

―¡Sí! ¡Aquí voy!

Como lo suponía, fue muy fácil para mí. A ver qué dices ahora, monstruo pechugón.

―¿Qué opinas de mi magnífico giro, Himawari? ¿Te fijaste, te fijaste?

Se siente su miedo. Qué divertido será verla fallar.

Pasan más chicas. Queda muy poco.

―Siguiente, Furutani-san.

―S-Sí.

Esa tonta se está acercando a la barra con cara de derrotada. Se ve temerosa, siento el sabor de mi victoria... Fallará, sí... Ella, la que siempre se burla de mí, la que presume de sus grandes pechos, la que dice que soy una tonta..., la que ha estado conmigo desde la infancia..., la que me ayuda a estudiar a pesar de que nunca entiendo nada..., la que me prepara postres deliciosos... ¡Ah, demonios! ¡Ni yo soy tan mala como para querer que fracase! Voy a ayudarla, pero a mi manera. Considérate afortunada, Himawari; la gran Sakurako-sama no le presta su ayuda a cualquiera.

Mejor me acerco a la barra.

―Oye, oye, ¿por qué te ves tan deprimida? No me digas que no puedes hacerlo.

―¡¿Ah?!

―¡Oye, Sakurako-chan! ―Akari-chan, esto es por una buena causa.

―Ah, ¿di en el clavo? ―Me río de ella para seguir con lo mío―. Es eso, ¿verdad? Tus pechos son tan pesados que te lo impiden. JA, JA, JA. Solo bromeaba...

¡Ay! ¿Cómo es que terminé en el suelo?

―Gracias. Te lo debo a ti, Sakurako.

―Bien por ti.

Esa tonta volvió a ser feliz: misión cumplida. Ahora espero que el dolor en mi barbilla desaparezca pronto y que el monstruo pechugón me recompense como se debe.

(...)

―Estas galletas son una muestra de mi gratitud.

De esto es de lo que hablaba.


Esta historia fue algo que se me ocurrió de repente. Ojalá la hayan disfrutado.

Recuerden seguir mi página de Facebook.

La volteretaWhere stories live. Discover now