No pronuncias nada, tus pupilas advierten el incrédulo diluvio.
-Mañana será una gran noche -adhieres a la lujosa conversación-
-¿Gran noche? -te preguntan.
-Sí -contestas delicada y sigilosamente. Vislumbras muchas luces, un horizonte gris en realidad.- Habrán muchas estrellas, folclor y júbilo -continúas-
-¿Qué se celebra? -Te cuestionan con gesto dubitativo-
-La noche de Halloween -Ríes sarcásticamente-
-¡Es una noche especial! ¡No seas descortés con los invitados! -Replica tu madrastra con gran cólera- ¡Ve a tu habitación! -Finaliza. Tú te levantas-
-¡O probablemente el espectáculo, damas y caballeros inicie esta noche! -Ríes con ansias. Tu sangre hierve- ¡Anímate madre, esto no durará mucho!
-¡Ella es muy divertida! -expresa una niña de 5 años; pero todos en el comedor observan con recelo-
-¡Muy graciosa! ¡A tu habitación! -Demanda tu madrastra otra vez-
-Te retiras y lágrimas en tus ojos dan paso al inicio del fin, el espectáculo que tú proyectabas y nadie deparaba… Te lanzas con gran decisión de tu balcón. La noche era candente como las frases venenosas de los dispersados de almas… Tal como lo proponías había estrellas y un ambiente de esperanza… ERA NAVIDAD.-