Escalofriantes Verdades.

Vivir, por una vez.

Hacía frío allí afuera, hacía bastante frío con los rastros que había dejado la lluvia esa madrugada y mañana, hacía frío mientras se sentaba en el césped mojado, mientras el viento helado removía todo a su paso, incluso sus cabellos, incluso las hojas del libro entre sus manos. Pero Neville se quedó allí, no le importo los bullicios a su alrededor, mientras los demás alumnos del enorme castillo vivían ajeno al frío que hacía afuera. Se ocultó de la vista de todos, sentándose bajo el mismo árbol de siempre, al lado del lago negro, dejando que el enorme tronco cubriese su cuerpo y evitara las molestias humanas.

Neville estaba perfectamente bien mientras leía una vez más el libro que Barty Crouch Jr. le había dado el año pasado, con la fascinación aun palpable y con la información aun grabada en su mente. No era algo que fuese a olvidar o que quisiera olvidarse. No parecía importarle de quién había sido ese libro que ahora tanto atesoraba, ni el contenido altamente peligroso que había en él - Neville se negaba a utilizar el término "Oscuro" que todos tanto amaban, porque le parecía ridículo -, no parecía importarle en lo más mínimo que cada vez que lo leía, sin importar si era en clase o en los corredores o incluso en su dormitorio, sus compañeros le miraban con temor, burla y resentimiento, como si hubiese sido el quien trajo a Crouch a Hogwarts desde un principio. No le importaba.

- Hey, hola. ¿Cómo lo llevas, Neville? - le pareció que había gritado, tal vez no lo hizo, pero estaba seguro que sí, porque le había asustado, ciertamente, porque no se esperaba que nadie le hablara, ni mucho menos y se había sumido tanto en su tranquilidad que aquella voz tan cerca de él le había asustado.

Neville no sabía a qué se refería Harry con esas palabras y estaba a punto de preguntarle a que se refería, que hacía allí o porque mierda siempre se encargaba de asustarle, pero se sorprendió al notar algo diferente en su usual compañero de cuarto, lo cual era irónico, porque Neville le veía todos los días, pero esa mañana cuando se habían saludado, cuando compartieron el desayuno en el gran comedor, cuando fueron a clase de transfiguración, Harry no se veía de ese modo, para nada. Esa mañana se veía como Harry, como lo recordaba, como le había visto los últimos 5 años.

Neville se sorprendió al encontrar lo diferente que se veía Harry justo ahora, en comparación con el Harry de esa mañana.

Se había rapado parte de su cabello, en el lado derecho donde su cicatriz hacía gala, dejándola totalmente expuesta y el restante de su cabello caía libremente del lado izquierdo, sin molestar el inminente escenario de la marca del niño-que-vivió. Sus ojos remarcados con una línea negra que hacía resaltar sus ojos, en esos momentos brillantes y desquiciados que ya no estaban detrás de sus normalmente horrendas gafas, ahora solo no llevaba gafas por completo, su cabello restante estaba teñido en colores llamativos, entre rojos y violetas, incluso algunos colores fríos como azul o verde, entremezclados y creando el efecto deseado de caos total, pero un caos bastante bello. En su oreja derecha se podían ver tres pendientes y en la izquierda dos. Sus manos estaban metidas en sus bolsillos, pero aun así podía ver los garabatos que había pintado sobre las cicatrices de "No debo decir mentiras" en sus manos, después de todas las detenciones que se había ganado ese año con el sapo rosa, esas palabras se habían vuelto parte de su piel y parecía bastante poco probable que fueran removidas de modo natural, dichas cicatrices ya casi no eran visibles por la tinta de aquella pluma muggle que había traído.

Neville noto lo mucho que Harry había cambiado en la última semana, y no hablaba del inminente nuevo look de su amigo. Ya no se veía deprimido como a inició de año, se veía seguro e incluso altanero, cada vez que alguien le decía algo desagradable en los pasillos les hacía gestos obscenos o les sacaba la lengua, incluso había comenzado a hacer reverencias exageradas y teatrales, en vez de recluirse en sí mismo o de simplemente ignorarles como Hermione le había aconsejado hacer tiempo atrás.