Capítulo único

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Adrenalina activada. Manos llenas de temblor, rostros ansiosos y corazones acelerados, así era el sentimiento a la hora del juego en la sala. Con tipas exóticas semidesnudas, danzando con licor entre las manos, seduciendo a los hombres para recibir una propina y a la vez animándolos para que tengan suerte pese a todo, como tenían que ser las anfitrionas.

Sus manos temblaban, sudaban con el reloj plateado que les seguía la acción, con los nervios extendidos a lo largo de su cuerpo, causándole adrenalina y de paso, haciéndole perder la poca confianza que tenía en sí. Las mejillas le hacían hacer muecas feas sin querer, estaba más nervioso que el día de su boda, cuando su padre odiándolo, despreciándolo y todo, lo llevó al altar.

Las cartas que quedaba en mano eran las decisivas, por eso los nervios, porque lo perdía todo o bien lo ganaba. Su mente era un mar de pensamientos, sabía que no estaba bien lo que hacía, pero no era algo que le importaba, solo un pensamiento.

BaekHyun se sentía un jodido ganador, su aspecto le devolvió la confianza y la recarga de delineador igual, poniéndolo más que guapo y listo para la verdadera adrenalina. Quedaban solo dos jugadores y él esperaba ganar por todo el straight flush: Consta de cartas de un solo palo en fila, pero que sean en escalera y de preferencia, números altos.

La expresión del corazón en la boca no era la indicada, pues se sentía al borde de un infarto, pero aún mantenía un poco de calma y la esperanza, que es lo último que se pierde, según él. El sentimiento era peor que cualquier cosa, o moría o simplemente moría, lo mismo.

El tipo moreno frente suyo le sonrió pícaramente, con la pipa en la boca, algo que le hizo vomitar internamente, sin demostrarlo. Era un anciano ya y con muy mala fama en el local de juegos, pues la limosna que pide, la gastaba en aquello y aunque él sea igual y apueste cosas que no debería, el anciano era un maestro en el juego, le hacía temer.

-¿Listo para chuparme las bolas, niño? -lo provocaba a propósito.

BaekHyun sonrió. El que ríe último, ríe mejor, ¿no?

-Vamos, enseña las cartas -animó-. Me hago rancio, maldito viejo pervertido -susurró entre dientes.

El anciano pidió que soltara sus cartas antes que él, sin emitir sonido, solo con un gesto amable. Él ahora sí que se sentía a morir y toda la confianza ganada, junto con la esperanza y el buen delineado, se fueron directo a la basura.

Las personas estaban en círculo entre ellos, apostando por ambos, tirando silbidos y palabras de ánimo, que el más joven ignoraba por su bien. Soltó las cartas, enseñando el palo de corazones que llevaba bajo la manga, como su as, su suerte y esperaba que sea así.

-Bien, parece que ya tengo una casa por estrenar -y mostró su mano.

La gente celebraba la victoria del anciano (al menos los que apostaron por él), y los que apostaron por BaekHyun, se iban decaídos y sin olvidar soltarle groserías al muerto en vida por hacerlos gastar en vano.

Era difícil de creer que un borracho, fumador y violador en potencia le haya ganado, estaba atónito, no podía reaccionar, tan solo no lo creía. ¡Había apostado su casa! Su jodido hogar con todo y papeles, recibiendo una patada en el culo que lo envió de cabeza a un lugar totalmente oscuro para su mente.

Su esposo se iba a enterar que era un maldito ludópata, que no era profesor de refuerzo nocturno como decía y para añadirle peor sabor a la cosa, apostó la casa que su marido compró con el sudor de su bendita espalda. Se sentía mal, ahora las consecuencias vendrían a por él y las sentía cerca, quería correr, pero lo hecho, hecho está y no había marcha atrás. Trató de escapar, lo intentó en su desespero y los seguritas al fin cumplían con su trabajo y no lo dejaban salir hasta que firme los papeles para el viejo pervertido ganador. Odiaba la suerte de algunos y la suya, más en el preciso momento que vive.

Juego de Naipes (ChanBaek) OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora