—¡Ayúdame!
El hombre con aquella máscara de pájaro se detiene de forma abrupta al escuchar el grito de su compañero. La visita a este mundo no se suponía que fuera así, nunca antes había sucedido un desastre como este cuando llegaban a Hole, una ciudad putrefacta llena de gente extraña, sin ningún futuro y que seres como ellos, magos, amaban hacer sufrir a quienes habitaban ahí. Los ciudadanos de Hole eran blancos fáciles para cualquier fechoría de la magia.
Los magos amaban llegar para dejar todo patas arribas, destruyendo cuerpos, deformando a la gente o incluso, robando sus cabezas para luego llegar a la ciudad de los magos, Trailin, y usarla como adorno en la estación hacia los viajes de otros mundos.
Deloud y Anwong fueron quienes dieron una visita a la ciudad sin esperanza, para siempre salirse con las suyas, con anterioridad, habían secuestrado a un pequeño que estaba perdido y lo habían mutado a una pequeña rana, pero muchísimo antes de hacer ese acto, estuvieron observando las actitudes de la madre del mocoso, y llegaron a la conclusión de que odiaba a los anfibios. Así que con ese conocimiento, lograron convertir al retoño de la señora en una pequeña y bonita rana que fue aplastada por el tacón de la mujer. Los magos rieron con fuerza y se ahogaron, divertidos por la escena grotesca, chasquearon los dedos para que el animal volviese al estado de antes, y ahora, era un pequeño niño destrozado.
Al hacer eso, y ser tan ruidosos para llamar la atención de la gente, les llegó una roca en la cara al más chillón. Aturdidos, de la nada se vieron con dos personas frente a ellos, una con máscara y otra usando algún tipo de bozal. Quizá, el par de magos les habría convertido en una especie de bicho o una masa con deformidades, pero ni siquiera tuvieron alguna oportunidad de escapar cuando el de menor estatura se lanzó contra Anwong, impactando un fuerte y pesado puño de metal, logrando un gran impacto en el rostro, destrozando su nariz y uno que otro diente.
Eso alarmó al compañero, que sin hacerse el tonto para pelear, tomó al cohibido de su amigo para poder llegar a la zona donde habían ingresado a este lugar. Quedaba a unos cuantos edificios, no era muy lejos y ahora se encontraban huyendo.
Se creían ganadores en esta persecución, hasta que Deloud escuchó el grito del otro mago, parando su escape y logrando que volteé, solamente para encontrarse una escena grotesca frente a sus ojos. Una escena que le hizo subir el desayuno y todo el cuerpo le tembló.
Los humanos no hacían esto. Los humanos no devoraban magos.
El que tenía un peculiar color de cabello, había tirado a un lado el bozal, con ojos amarillentos fue al cuello del patético mago tratando de usar la magia en el atacante, pero no servía, nada de lo que hiciera podría hacerle algún efecto y en cambio, sentía como unos dientes se enterraban en su piel, para luego ser arrancada, sin darle el tiempo para procesar nada. Volvía a ser mordido, estaba llorando del dolor y lloriqueaba por ayuda, moviéndose tal y como un gusano al cual quemaban con una lupa. La fuerza de aquel humano era espeluznante, anormal para alguien cualquiera.
—¡A-ayúdame...! —gritaba con desesperación. El otro mago solamente podía quedarse estático ahí, gracias al asombro.
Ahora encontraba la respuesta del porque algunos de sus camaradas jamás volvían y prosperaban aquí, mejor dicho, en el estómago de esa anormal cosa insaciable. Parecía tener una fuerza tremenda por como destrozó el brazo de Anwong, y el bullicio de las calle fue tapada por aquel grito de dolor. Deloud iba a intervenir, por fin haciendo que su cerebro funcionara, pero olvidó al otro acompañante del humano —aunque ahora mismo dudaba en seguir tachando al devorador de esa manera—, su cabeza giró y cayó al suelo, le habían golpeado justo donde estaba la oreja. Estaba desprotegido por completo y apenas podía hacer algo, solamente ser espectador de la aterradora escena frente a sus ojos.

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Naz 孔: KOOKMIN
Short StoryJeongguk ha sido maldecido. ➵ ONE-SHOT. Abrazo pal lector, balazo pal copión.