La Herida Del Cielo. VII

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Capítulo 7: Un enemigo formidable.

"Un día hubo una extraña benevolencia que se encarnó en una mesa de piedra puesta sobre un altar; forjada para ser inquebrantable, fijada para ser inamovible, pero nunca tratada para que fuera incorruptible, y ese fue su error, así nació el primero de los males".

Ubicación: Venecia, Italia.
Fecha: 28/12/2020 – Horas del día.
Vladimir Ivanov.

—Se mueven —oímos que dice el jefe, mirando un rastreador.

Tengo entendido que fue el mismo Dovyan quien se lo dio, aunque no me interesa mucho saber esa historia.

Al instante, pensamientos llegan a mi mente, preguntas sobre el por qué un hombre como Haxamis Dovyan enviaría algo como eso, ¿por qué razón nos ayudaría si somos sus enemigos? Tal vez Wasol ha hecho tratos con él por debajo de la mesa, tal vez la gente de la división de Oscuw esté involucrada, o ese tipo de la iglesia cristiana. En los últimos tres meses muchas personas han llegado a la corporación, y ahora algo como esto, son cosas que por sí solas no tienen sentido, pero encajan.

Sacudo mi cabeza al momento, para sacarme de la mente esas ideas.

Un buen soldado no debe pensar en eso.

—Entonces nosotros también debemos hacerlo —infiero con determinación, acercándome al rastreador.

Veo los puntos en varias ciudades italianas, pero Di Rosseti nos hace esperar a que lleguen las noticias de los atentados para poder actuar, asegurándose de que el rastreador es certero.

—Nuestros objetivos se dividen en las ciudades de Venecia, Turín y Roma —comenta Charlotte, cuando estamos seguros de eso.

Y al instante lo digo, dando un golpe a una mesa con mis nudillos.

—Hablamos de separar a esos demonios para poder vencerlos, y ellos se separan por sí solos.

—Eso beneficia nuestros planes —dice Savannah, poniendo una mano en mi espalda.

La aparto.

—Eso manda al diablo todo lo que planeamos. O esos malditos están un paso delante de nosotros en todo, o hay un hijo de puta en esta corporación que pelea más para ellos que para nosotros.

—Los detalles de la planificación de ese día sólo los conocen los veintidós agentes que estuvieron presentes y algunos miembros del alto mando —informa el general.

El hechicero abre tres portales, uno a cada ciudad italiana.

—Y por eso mismo agradezco que todos los que estuvieron ese día estén aquí ahora —hago saber —. Porque si alguien nos traicionó, voy a arrancarle la cabeza.

Y sin esperar un segundo más, cruzo el portal. 

Klaus me sigue de cerca, y el llamado José Alejo también, uno de los venezolanos. Meseret Takla, Taylor West, Bryan Castro, Álvaro London y el que se llama Adriano Ernestini también lo hacen.

Nos separamos en tres grupos, pues sabemos que nos esperan los demonios del odio, la lujuria y la pereza.

—Mantenlo vigilado —le aconsejo a Taylor, refiriéndome a Adriano Ernestini.

Yo estuve ahí cuando sellaron al demonio, pero no me fio totalmente de eso.

—No tenías que decírmelo —me responde —. No confío en el demonio, mucho menos lo haré en el hombre que lo tiene dentro.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora