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Único

Jennie miró su teléfono sobre la mesilla de noche. Era de esos antiguos que todavía contaban con una ruedecita. De color hueso, con una flor pegada en el auricular. Alargado y quedaba muy cuco sobre sus mesita.

Pero ella no miraba el teléfono porque le gustará, porque fuera de los ochenta o porque tuviera pensamientos de cambiarlo. Lo miraba por el hecho de que no sonaba.

Suspiró. Rodó por la cama. Intentó volver a concentrarse en la lectura de su libró. Quería terminar “ Cazadores de Sombras ” antes de que los demás le dieran un buen spoiler. Pero no había forma de concentrarse en ello.

Miró el teléfono y luego el reloj de nuevo.

Cuando estaba por cambiar de postura nuevamente, el timbre llegó. Descolgó tan deprisa que el aparato se le cayó.

-¿Diga?

-Eso me ha dolido en el oído y me quedarán secuelas, castaña. ¿Cuándo comprarás un móvil?

Jennie río con todas sus ganas y abrazó el cojín más cercano.

-No olvidáis que fuiste tú quién lo lanzó por la ventana, ofendido de que no te colocaba atención. Además, eso sucede cuando descuelgas mientras te hacés la manicura.-se refirió a lo último por el fuerte sonido.

-¿Desde cuándo te hacés manicura? Ah. Espera. ¿Quién es él? El que intentáis guardar en el armario; ¿Debería estar celoso?

La chica enroscó el cable del teléfono entre sus dedos sin poder borrar la sonrisa de su rostro.

-Pues, no sé, dímelo tú.

Un gruñido llegó desde el otro lado.

-Estoy seguro de que es muy feo. Tiene joroba y un ojo tuerto. Ah, y ni hablar de sus partes. Creó que le falta un huevo.

-¡Taehyung-ah! -exclamó sin poder controlar ya sus risas.-Eres un loco.

-De eso nada. Es que no puedo imaginar que te gusté otro que no sea yo. Así que el que éste ahí, tu amante, siempre será más feo que yo.

Jennie de verdad que no podía dejar de reír y tampoco de amarle. Era impensable.

-Te quiero.

-Lo sé, y tú lo sabés también.

-Te lo acabó de decir.-recordó sorprendida.

-Sólo quería que me lo dijeras otra vez.

Miró por la ventana, a la oscuridad de la noche y le sonrió a la nada.

-No necesitáis sacármelo con trampas, lo sabés. Pero tú no me lo has dicho.

-Ah. ¿No lo he dicho? Supongo que porque es especial. Tengo el valor de decírtelo a la cara.

-Yo te lo he dicho muchas veces a la cara.-protestó.

-Lo sé. Pero yo no. No las suficientes.

Jennie entre cerró los ojos.

-¿Cuándo vuelves?

-Todavía no. Las clases se alargaron, quizás tres semanas más.

Lo sabía. Mejor que nadie. Odiaba que estuviera lejos. Odiaba tener que hablar por teléfono. Ella quería tenerlo ahí consigo, que se tumbara a su lado incluso a riesgo que se quedará dormido. No importaba. Ella quería oler su piel, enredar sus dedos en sus cabellos y no tener que conformarse con cosas que él le hubiera regalado.

𝐇𝐄𝐑𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇𝐎𝐔𝐓 𝐘𝐎𝐔 + TaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora