Dime Algo Con Sentido | Larry Stylinson

Parte Uno.

A intentado lo imposible, de veras que sí, pero Harry no deja que lo toque, es tan tal que ni siquiera se han besado en los 2 años que llevan, y puede no parecer mucho pero su Alfa lo estaba volviendo loco.

Los pocos abrazos que se han dado han sido cortos y rápidos, incómodos en ciertos puntos. Y por más cliché y romántico que suene, él amaría poder ver una película con su Omega acurrucados en el sillón, sin el olor a incomodidad y nerviosismo en el aire. Al principio Louis lo entendía, podía entender que su omega no se sintiera cómodo con un desconocido, o que la timidez no lo dejara, pero ahora después de más de dos años, sentía que su alfa lo iba a matar.

Louis ha tratado de entender, tratado de charlar sobre el tema con el rizado, pero cada vez que lo mencionaba, sea así una indirecta, el Omega le empezaba a evitar, (si estaban en la casa del Alfa hasta el momento de llegar a casa), aquel era el momento que más temía Louis, ya qué Harry no volvía a textearle o llamarle hasta después de unas semanas, semanas en la que el pobre Alfa sufría bastante, por eso había dejado el tema de lado, pues no quería forzarle a nada y mucho menos quería que Harry le dejara.

Se paró de quien en estos días había sido su psicólogo inanimado, tirando de la cadena y posteriormente dirigiéndose a su habitación, Harry vendría en media hora a ver la película que habían descargado días antes, por lo tanto tendría que vestirse rápido para hacer las palomitas y poner la película antes de que él llegara.

Se vistió sencillo, pantalones holgados y una camiseta que pertenecía a Harry (recordó cuanto tuvo que rogarle un día en su apartamento para que se la diera.)

Después de agarrar algunas frazadas salió del cuarto dirigiéndose a la cocina a hacer las palomitas, ya las había comprado, por lo que solo metió los dos paquetes al microondas y se fue a preparar la sala. Minutos después (ya todo arreglado) se escuchó el timbre, anunciando la llegada del rizado. Su Alfa dio un vuelco de emoción en su pecho con ansias de oler el rico olor de su Omega, pero lamentablemente su deseo no se cumpliría, el Omega usaba supresores, llegó a olerlo hace un buen tiempo cuando había llegado de imprevisto a su departamento.

Escuchó aullar a su Alfa una vez más, tenía que controlarlo, no quería que Harry le dejara de hablar como la última vez. Aún recuerda lo mucho que lo insultó su Alfa por cosas que él mismo cometió.

Unos pellizcones y puñetazos en su brazo más tarde, se encontraba abriendo la puerta principal con una gran sonrisa mal disimulada, Harry se sonrojo levemente.

-Hola.-la voz lenta y grave del rizado se escuchó en el silencio del apartamento. Louis sonrió aun más (si se podía) al escucharla.

-Hola Harry.- el nombre del Omega salió con demasiados sentimientos de la boca del Alfa, y claro, con una sonrisa brillante de por medio. Harry en ese momento se sintió una pésima persona, un pésimo Omega, podía ver claramente todo el esfuerzo que Louis hacía para no tirarsele encima y llenarlo de besos. Su humor bajó notoriamente, la sonrisa del Alfa con él.

Lo invito a pasar, pensando en qué rayos había hecho mal como para que Harry se pusiera de ese modo, pensó en preguntarle, pero no quería que su Omega se sintiera incómodo el resto de la noche, además estaba seguro de qué no le respondería, por lo menos no con la verdad.

Se sentó en el sofá más grande, sosteniendo la cabeza en el brazo de este con ayuda de su codo. Harry lo hizo casi en la otra esquina, Louis trató de ignorar lo mucho que le afectó cogiendo el control remoto y reproduciendo la película. Antes de coger las frazadas se paró a apagar el bombillo regresando con las palomitas en mano, las puso en el espacio que había entre Harry y él y se acomodo para ver la película. Ya que aún estaban en los créditos, se volteó a ver a el rizado quien tenía la mirada perdida en la tele, controló los impulsos de su Alfa, que le obligaban a ir y abrazarlo.