Simón, el pervertido.

13 Especial "El baño"

Somos tan buenas autoras que les hicimos el especial que tanto pidieron. La escena del baño, disfrutenla. ♡

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—Estuvimos increíbles, Luna —exclamó el mexicano una vez entró por la cortina que dividía el escenario del camerino.

—¿Es un chiste? Simón, improvisaste en medio de la canción —replicó Luna.

Simón solo sonrió mostrando lo satisfecho que estaba. —Es que me inspiré.

Luna gruñó frustrada tomando una botella de agua en manos. —Encima empezaste con "Solos" sabiendo muy bien que esa canción no la cantamos nosotros. Sino que la cantan tú y Ámbar en...

—¡Hey! ¡Hey! —Simón la interrumpió—. No rompas la cuarta pared. Que los espectadores se pueden confundir.

—¿Quién se puede confundir? —la voz de Matteo inundó el lugar y ambos mexicanos vieron como el italiano entraba en el espacio con Ámbar siguiéndole desde atrás.

—Las lectoras... —susurró Luna antes de darle un trago a su botella de agua.

Matteo la vió y sonriendo paso por su lado. —¿Aunque tomes eso no vas a crecer, sabes? —habló simulando toser mientras agarraba una de las botellas que estaban en la mesa detrás de Luna.

—¿Eso mismo le dices a tu pene? —lo imitó fingiendo toser.

—BUENO —la voz de Simón los interrumpió antes de que esa situación pasara a mayores. —¿Qué hacen aquí de todos modos? Su presentación acabó —habló mirando de reojo a la rubia, la cuál para Simón estaba actuando raro.

Ámbar tenía la vista clavada en la pared, su mirada perdida en ésta. Era más que obvio que estaba fundida en sus pensamientos, su rostro emanaba tranquilidad y esa típica mirada monótona que gritaba "Me mirás y te corto la pija", que para él era adorable, pero en sus ojos veía una mirada pensativa, calculadora, como si tuviera un debate interno para responder los más grandes misterios y enigmas del mundo, como si ella estuviera a punto de descubrir porque Bob Esponja puede crear una fogata en el fondo del mar o porque Pluto es un perro y no habla pero Goofy sí.

Simón tragó saliva solo en imaginar esas dos absurdas hipótesis sobre lo que pensaba la rubia. Pero algo estaba seguro.

Algo inquietaba a Ámbar.

—¡TABLA TU MADRE!

El gritó de Luna sacó a Simón de Ambertopía, justo a tiempo de llegar a agacharse antes de que una botella de agua se estrellara en su cabeza, en cambio se estrelló en la pared generando un ruido sordo.

—¡Luna! —gritó llamando la atención de la chica que salió del lugar con dos botellas de agua persiguiendo al italiano que salió corriendo gritando "TABLA" a los cuatro vientos.

Simón suspiró y justo cuando volteó vió a la penetrante mirada de Ámbar sobre él.

Simón se tensó por un momento. —Sé que soy guapo, pero ¿por qué no te acercas un poco más para poder verme de cerca? —habló en voz alta moviendo su dedo índice para que se acerque.

Lo que jamás imaginó es que ella le obedecíera.

—Tu presentación —habló caminando lentamente con sus largas y descubiertas piernas hasta quedar justo en frente de él.

Simón sintió un escalofrío pasar por su espalda dejando a su paso una oleada de calor que se extendió por todo su cuerpo, en especial en una delicada parte.