Handfasting

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—Voy a vomitar.

—Krest, tienes que calmarte.

Luco lo tomó por los hombros y lo obligó a mirarlo a los ojos, tratando de transmitirle un poco de paz y tranquilidad que logró calmar sus inmensas ganas de vaciar su estómago.

El castaño llevaba cuando mucho tres días con ellos en carretera y aunque al principio su parecido con Lugonis los desconcertó mucho, accedieron a acogerlo en su travesía para llevarlo a la capital de Croacia: la hermosa Zagreb, para su buena suerte Luco sabía hablar con fluidez griego algo que les cayó como anillo al dedo a la hora de tener que parar por gasolina o comida.

—Respira conmigo ¿si? Vamos, inhala— jaló aire con fuerza —y exhala...

A pesar de tener tan escaso tiempo con ellos, Luco era testigo del incomparable amor que estos se proclamaban el uno al otro pues le bastaron escasos 10 minutos para adivinar la verdadera relación que llevaban... Pero también se había visto involucrado en las locuras ideadas por los dos chicos.

Aún le daban náuseas de solo pensar en los panqueques que Krest había cocinado en la fogata y le dolía horrores la espalda de acompañar a Zaphiri por la leña además de ayudarle a cortarla cosa que ninguno de los dos sabía hacer.

Justo ahora estaban atravesando por una de sus "fantásticas" ideas y lo pongo entrecomillas porque Luco creía que estaban locos ¿a quién demonios se le ocurre casarse en un bosque a la mitad de la nada y con un desconocido como testigo?

Pues sí, a ellos.

El día anterior, el par de enamorados había estado discutiendo ya hacía una hora sobre la jodida guerra de Troya y sobre el desprecio que Krest sentía hacía Héctor y Paris mas todo comenzó a inundarse de tensión cuando Zaphiri trató de defender al causante del secuestro de Helena argumentando por su valentía algo que no le pareció en absoluto al cubo.

Después de discutir como niños por otra hora, duraron al rededor de treinta minutos sin hablarse y cuando por fin se reconciliaron al bicho se le salió decir que lo amaba tanto que se casaría en ese momento con él.

Krest quiso comprobar la veracidad de sus palabras y siguiéndole el juego, lo incitó a que cumpliera su palabra, obviamente bromeando. Sin embargo, el heleno se lo tomó en serio y le fabricó un pequeño anillo con un par de sujetapapeles y unas pinzas para cortar cables de cobre; en la cena, después de un pequeño discurso de cuanto lo amaba le hizo la pregunta que les quitó el aliento a él y al lirio que escupió la sopa al escuchar la propuesta.

Mas no pudo negarse a los ojos que le miraban con una inmensa adoración que habían pronunciado cada palabra con mucha ilusión y tacleándolo en el suelo, le gritó que sí aceptaba.

Esa noche, ambos escribieron sus votos hasta las tres de la mañana cuando se fueron a dormir, acurrucados en el asiento del conductor ya que Luco dormía desde hace cuatro horas en el asiento trasero y a la mañana siguiente programaron su ceremonia después de comer, por la tarde.

Zaphiri se internó en el bosque para buscar las flores más hermosas que pudiera encontrar y Krest junto a Luco, escarbaron en las maletas y el auto en busca de un atuendo presentable para la ocasión.

—Luco esto es un desastre, no debí dejar que me convenciera de esto, en cuanto regrese le diré que olvidemos esto y...

—¿Es lo que realmente quieres Krest?

El castaño trataba de desarrugar con las manos un hermoso suéter de seda color rojo muy grande decorado con flores silvestres de varios colores, pensó que se le vería bien al cubo.

—La verdad... no estoy muy seguro.

Krest se recargó en el auto y se tapó el rostro con las manos, sin percatarse de unas pequeñas manitas que habían robado su libreta donde había anotado sus votos.

Tradiciones Celta (ZaphirixKrest) sidestorie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora