-Nena, ¿te sucede algo? -preguntó Chris, empujando el carrito del supermercado mientras caminábamos por los pasillos de éste.
-No, ¿por qué? -le dije sin importancia, mientras veía que caja de cereal llevar.Él apoyó los antebrazos en las barandas del carrito.
-Has estado rara desde que llegamos aquí, cariño. Ni siquiera me tocas.
Sin querer se me escapó una risita. Él frunció el ceño y me miró divertido.
-¿Te da gracia mi dolor? -preguntó.
Volví a reír.
-No, pero eso sonó tanto a una escena de chica dramática.
Chris negó y sonrió.
-Lo digo en serio, ¿qué es lo que en verdad pasa?
Lo miré fijamente, sintiéndome morir por dentro.
¿Cómo le explicaba a una persona que estaba locamente enamorada de mi, que no yo sentía exactamente lo mismo? ¿Cómo le explicaba que lo que más deseaba era que se arrepintiera de casarse conmigo? ¡Cómo le explicaba que anhelaba que me dejara porque yo no era capaz de hacerlo!
Y lo peor de todo, ¿cómo le explicaba que estaba así porque el hombre que amaba me había dicho el adiós definitivo?
Estaba en la cima de la montaña más alta del mundo con Chris y me sentía como si lo estuviera en realidad. Sin oxígeno, asfixiada por completo. Hasta hace un mes pensaba que casarme con él sería saltar hacia el vacío, pero de una buena forma. Volvería a respirar aquél oxígeno, aquél aire puro, y bastó con solo poner un pie en el aeropuerto de Los Ángeles para llevar a cabo todas las dudas existenciales en nuestra relación. Ahora pensaba que casarme con él también sería saltar al vacío, pero el resultado final era darme tan duro con el suelo que moriría. Le quería, de eso no tenía duda, pero sí en que si él estaba al tanto de que no era de la misma forma en la que él lo hacía conmigo. Suponía que no, sino no estaría a punto de casarse conmigo.
Había sido un grave error volver aquí, si tan solo me hubiese hecho caso todo habría seguido tal y cómo estaba en Londres; sin dudas, sin problemas... sin Austin Bass.
Y joder, ¿en que pensaba cuándo creí haberlo superado?
Me reí de mi misma en aquél momento, ¿cómo era posible que pensara que lograría olvidarlo? Y he ahí el gran problema, no podía, no conseguía hacerlo por más que pusiera todo mi empeño. No lograba arrancarlo del corazón.
Me había calado hasta los huesos y me había robado el corazón para nunca más devolverlo, y me sentía tan estúpida de aceptarlo y tan cobarde por dejarlo ir. Él, Emma, Ellie, Sean... todos ellos tenían razón, y me había dado cuenta demasiado tarde.-¡Alli! -exclamó Chris, tratando de llamar mi atención.
Pestañeé rápidamente y llevé mi mirada de nuevo a sus ojos color cielo.
-Volvamos a casa, ¿si? Estoy algo cansada.
Él me miró unos segundos para luego aceptar sin problema.
Cuándo salimos del supermercado fuimos directamente al coche. Al terminar de guardar las compras cada uno subió por su cuenta.-¿Quieres ir al hospital? -me miró. -Te veo algo pálida, cielo.
-No, estoy bien. Solo estoy cansada, en serio.Él asintió no muy seguro, pero no discutió, en cambio sonrío.
-Mañana es el gran día, ¿no estás feliz, cariño? Yo estoy que no me lo creo.
Le sonreí forzadamente y no fui capaz de responderle.
-Me enamoré de ti desde el primer día que te vi en la Universidad y a partir de mañana serás la señora Balbiani. ¿Quién diablos lo creería? Te podría jurar que quiero gritar.
Y siguió hablando de lo emocionado que estaba todo el trayecto a casa.
Me hundí en el asiento, tratando de retener las lágrimas que se acercaban.
Estaba jodidamente emocionado, se veía en sus ojos ese brillo que los míos habían perdido hace tanto tiempo. Su voz era malditamente feliz, y su sonrisa le ocupada todo el rostro. Chris estaba iluminado por la felicidad. Yo no le iba a romper el corazón. Yo no le iba a arrebatar aquella felicidad.
Chris me había regalado su amistad y luego su más sincero amor, me había entregado su corazón en bandeja de plata y yo... ¿yo que le había dado? Nada. Absolutamente nada.
Lo menos que podía hacer era casarme con él y tratar de mantener esa sonrisa, y sin importar que era mi felicidad la que estaba en juego... lo haría.
Me casaría con Christopher.
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Viejo Amor (Segunda temporada)
Teen FictionTal vez el separarse sólo era una mala jugada de aquel al que llamábamos destino o tal vez no, pero, lo que el futuro les tiene preparado es algo que Alison y Austin jamás volvieron a imaginar desde aquel entonces. Algo los unía para siempre, aquel...