Capítulo 10.

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El suelo lucía un buen lugar para ella en ese momento

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El suelo lucía un buen lugar para ella en ese momento. Le molestaba que algunas personas tuvieran atribuciones, como aquella por ejemplo. Tony no tenía nada que hacer en ese momento en casa de la familia Fitzpatrick y aunque Simón se encontraba en todo su derecho de estar molesto. La situación le pertenecía a ella, por lo que nadie más que ella debía arreglarlo.

Pero la desesperación de no poder hacer nada en ese momento porque su silla de ruedas se encontraba en la sala la molesto muchísimo más. Sabía que la razón por la que estaba en su habitación era porque se había quedado dormida y Simón la había cargado hasta ella. Pero cuando te dejas llevar por tus emociones te olvidas de muchas cosas, especialmente si la emoción que te quiere controlar es la rabia.

Muy pocas veces ella se enojaba. Pero en ese momento se encontraba molesta con todo, en especial con el hecho de que un solo hombre pudiese acabar con su momento de paz, momento que realmente no debía ser robado por nadie. Para cuando intento traspasarse de la cama al suelo la fuerza de sus brazos no fue la que esperaba y cayó al mismo llevándose consigo un gran golpe y con eso un estruendoso sonido al querer apoyarse de la mesa de noche en busca de ayuda, trayéndose con ella la lámpara de vidrio que allí se encontraba.

La puerta se había cerrado en la caída y ahora con ella en el piso de la habitación pasos apresurados se escucharon. Cuando la puerta del lugar se abrió los ojos de Simón no fueron al desastre de su alrededor, fueron a la chica.

Milena era una mujer muy fuerte, había tenido que convertirse en ello. No era alguien ajeno a las lágrimas, cuando salían, salían y nunca las guardaba. Pero en ese momento deseo hacerlo, estaba llena de molestia, de impotencia porque sus capacidades no la dejaban hacer mucho más en ese momento, porque había destrozado una lámpara que no era de ella y sobre todo, porque sintió lastima consigo misma en ese momento. Sin embargo, lo que soltó sus lágrimas fue verse en esa situación por algo que ya había superado.

El ser humano puede creerse superior por momentos e incluso su capacidad se puede expandir. Pero al final siguen siendo humano, así que existe un rango de error que mantiene cada cuerpo con los pies sobre la tierra. A veces ella se creía invencible y lo era, pero en otras ocasiones ella sabia que su posición era limitada, como en momentos tan molestos como el que ahora estaba viviendo.

Una frase que ella se repetía a diario era; nadie te está limitando como para que tengas que colocar barreras mentales. Pero en ocasiones tan difíciles como estas, ella sentía que sus propias barreras físicas la iban a llevar a hundirse una vez más.

Simón tenía una característica única que Milena le envidiaba sanamente y era esa capacidad de saber cuándo las personas no estaban bien. Sin embargo, sus emociones estaban tan a flor de piel que para cuando él se le acerco lo primero que salió de su boca fueron gritos y una repentina necesidad de alejarlo de ella con todas sus fuerzas.

— ¡No me toques! —le espeto con lágrimas en los ojos.

—Lo siento—dijo el chico con total sinceridad. Milena sabía que estaba siendo sincero, pero en ese momento su cuerpo no estaba reaccionando de la mejor manera posible—. No pensé que...

ARRIÉSGATE CONMIGO | LIBRO #3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora