Forelsket.

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Nubes oscuras y rayos a lo lejos. Park Jimin estaba sentado al filo de la ventana contemplando todo el panorama dentro de su casa, era un día muy triste, había recibido la noticia de que su perro murió a manos de un tumor maligno en su cabeza. Tal vez para muchos no es tan doloroso este tipo de pérdida, pero para Jimin, Cacahuate, era su única familia.

Ahora estaba solo, sin nadie quien le haga compañía en los días de tormentas, en los días malos ni en los buenos.

Park Jimin suspiró, y se levantó dispuesto a seguir con su vida. Fue a la cocina por algún aperitivo, eran las 3 de la mañana y si, seguía triste. Abrió la alacena encontrándose con una caja de galletas, la tomó y vio dentro de ella, estaba vacía, como su corazón.

Empezó a buscar algo comestible, pero lo único que tenía era, jalea de piña, cajeta y mantequilla de maní, oh, y pan. Bien, no le gustaba lo que tenía, no tenía antojo de eso, así que decidió ir a su habitación por su billetera, por una sudadera y sus zapatillas.

Eran las 3 de la mañana e iría a la supermercado que estaba abierto las 24 horas del día, era muy loco, pero estaba triste y, ¿qué más podría hacer?

Salió de su departamento, y obviamente llevó su gas pimienta, después de todo era de madrugada y no quería ser asesinado cruelmente por algún psicópata, viéndolo desde otro punto de vista, el parecía el loco, iba a ir de compras muy tarde en la noche sólo porque tenía hambre.
Después de casi media hora de camino, logró llegar sano y salvo su destino. Caminó por entre los pasillo buscando la leche de chocolate que tanto le gustaba de pequeño, se quería consentir en estos difíciles momentos para el. Entró al pasillo de lácteos y fue directamente a los grandes refrigeradores que la tienda tenía, sin percatarse de que un individuo estaba detrás de él. Buscó con la vista la marca de leche chocolatada favorita de su madre, cuando la encontró, sonrió feliz, sería una desvelada muy especial. Al darse vuelta para ir a pagar lo escogido, chocó contra un pecho firme y muy duro.

-Cuidado criatura-. Una voz profunda que le hizo temblar de pies a cabeza le estaba hablando, "podría ser un asesino", instintivamente llevó una mano a su bolsillo trasero en busca de su gas pimienta, al tomarlo con su pequeña manita, lo levantó al mismo tiempo que su cabeza en dirección a la cara de aquel hombre. -Tranquilo, sólo quería ver las leches pero te interpusiste entre los refrigeradores y yo.

Lentamente fue bajando su mano con la lata de gas pimienta.

-Lo siento-. Susurró y dio un paso hacia atrás. -¿Quieres es-esta bo-botella? Yo-o puedo sa-sacar otra-. Preguntó, tratando de calmar a su alocado corazón. Y es que ¿quién no se altera con semejante belleza? El joven parecía de no más de 20 años, era muy alto, aunque cualquiera era más alto que Park Jimin, con cabello castaño oscuro, piel perfecta, unos ojos de lo más bonito que había en el mundo, pero lo que más se destacaba era una hermosa sonrisa de conejo.

-No, llevaré leche de plátano y de fresa, no te preocupes criatura-. Dijo sonriendo, pero no una sonrisa irónica, era la sonrisa más sincera que había visto en toda su vida. -¿Sabes de casualidad donde están las cosas de fiesta?- preguntó, aún sonriendo, “¿cómo es que no le dolían las mejillas de tanto sonreír?” se preguntó Park Jimin.

-Creo que-e es-están en e-el segundo pa-pasillo-. Bien, ya está, que alguien lo mate, que se lo trague la tierra, que lo parta un rayo, “¿porqué mi lengua sigue trabándose?” se reprochó.
-Gracias linda criatura, te veré después-. El hombre sin nombre se dio media vuelta hacia el pasillo mencionado, no sin antes sonreír de nuevo al lindo chico que se encontró a las 4 de la mañana en el supermercado.

Park Jimin estaba muy confundido ¿quién sale a comprar cosas de fiesta  tan tarde o tan temprano? “Tu saliste tan tarde o tan temprano sólo para comprar algo de comer”. Rodó los ojos ante la pregunta estúpida que se hizo a si mismo.

Forelsket Kookmin. (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora