La niña del bosque del este.

El Reencuentro.

Era una tarde cálida cuando... De repente, una niña apareció delante de los ojos de Alex; que era un niño que siempre estaba solo y tampoco nadie le hacía caso... Él pensaba muchas veces que todos sus amigos imaginarios eran por las causas anteriores. Y pensó que la niña era otro producto de su imaginación.

La niña era alta para ser de su edad, Alex pensó que como mucho tendría unos 10 años; 4 años menos que él. Ella tenía el pelo largo; pero este, tenía dos particularidades; era tan largo que le venía casi por los muslos, y la otra era que aunque no hiciera viento... Siempre estaba en movimiento. Llevaba un vestido negro que le llegaba por las rodillas, una chaqueta de cuero que le venía un poco grande y unas zapatillas de tipo bota de color negro. 

A Alex se le hizo tan raro ver a una niña tan pequeña que fuera caminando sola por un bosque que parecía inmenso sólo con mirarlo desde fuera. Y pensó que se había perdido así que le preguntó:

-¿Te has perdido Pequeña?- Preguntó muy cortés.

-No estoy perdida.- Sonrió dulcemente la niña- ¿Y tú? Es la primera vez que te veo por aquí.

-La verdad es que es la primera vez que vengo por aquí, así que se podría llamar de esa forma. Pero... Realmente se me hace tan raro verte siendo tan pequeña y estando en un bosque tan amplio como este.- La miró con una de extrañado. 

-Siempre estoy aquí. y de hecho, vivo aquí.

-¿Cómo es que vives aquí? ¿No tienes familia?- Preguntó Alex sorprendido.

-Uhm...

-Da igual, no respondas si no quieres.- Alex le sonrió- ¿Y cuál es tu nombre? El mío es Alex.

-Yo me llamo Europe, pero mis familiares me llaman Eu.  Es  un placer conocerte Alex.- Sonrió como cuando se la encontró delante suya.

-El placer és mío.- Dijo muy cortés.

-Esto... Ya que no conoces el bosque... ¿Quieres que te lo enseñe? La verdad es que me lo sé de memoria.

-Oh, claro, sería un placer poder verlo desde dentro.

-¡Bieeeeeeeen!- Eu abrazó a Alex de la felicidad que le dio escuchar que alguien por fin quería ver el bosque en el cuál vivía.
Alex se quedó congelado, la miró mientras la abrazaba y le correspondió al abrazo mientras sobre sus mejillas calientes, unas gotas de un líquido un tanto frío, recorrían estas cómo si fueran unos riachuelos que caían hasta su mentón haciendo parecer unas cataratas.  La pequeña niña le miró con cara triste. Le limpió las lágrimas que caían sin cesar sobre sus mejillas y sin pensarlo le dijo:
-Tranquilo... Ya nunca vas a estar sólo... Me tienes a mi, ahora yo soy tu amiga, no te debes de preocupar.-Eu le tomó de la mano y le miró para después sonreirle dulcemente.

FIN DEL CAPÍTULO 1.