17: MEMORIAS (3° parte)

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Gracias a YumiYushin por el nombre: Helene.

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Regresar a su antiguo hogar le trajo muchos recuerdos, había salido de ahí como un joven dispuesto a explorar el mundo y no solo lo hizo sino que lo conquistó... bueno, fue parte de esa conquista. Ahora era un hombre, uno de los mejores villanos aunque tan afligido como siempre. Esta vez no quería pasar por lo mismo, no iba a estar siempre aislado, aunque sabía que las personas le temían estaba dispuesto a tratar de involucrarse con ellos. O al menos a intentarlo.

Fue precavido, aún cumplía con las ocasionales órdenes de Black Hat usando su traje elegante junto con el distinguido sombrero de copa, pero algunas veces durante el día usaba un atuendo normal de aldeano junto con una capucha para no llamar mucho la atención y que nadie pudiera observar sus ojos propios de un vampiro o sus orejas puntiagudas. Su nueva vida le gustaba; era otro simple juego que podía hacer, pero temía que Black Hat lo supiera, no quería decepcionarlo.

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Helene llegó al pueblo entusiasmada por estar en un nuevo lugar, le encantaba su trabajo ya que significaba viajar y conocer lugares nuevos. Ella era una chica bella, su largo cabello negro lo peinaba en una trenza, era muy alta y esbelta teniendo un lunar distintivo junto a su boca.

Aunque tenía un aspecto delicado y sensible era seguro que no lo era. Helene disfrutaba de las aventuras y del peligro teniendo un oficio no tan común; ella era una cazadora, una mercenaria, y su viaje a ese pueblo no era casualidad, su objetivo era atrapar a un vampiro que se vivía cerca de ese lugar y que nadie se enfrentaba a él ya que se decía que era realmente malvado, pero a ella eso no le importaba, se había enfrentado contra criaturas temibles y contra más vampiros, conocía la debilidad de los de su especie, además, la fortuna que se ofrecía era la mejor oferta que jamás había visto.

En su primer día decidió ir a buscar el bar donde se reuniría con el alcalde, era un buen lugar para ella porque le gustaba tomar un poco de vino de vez en cuando. Cuando estaba a punto de entrar un gran hombre musculoso se puso enfrente de ella negándole la entrada.

—¿A dónde crees que vas, hermosa?

Ella frunció el ceño. 

—¿Acaso no puedo tomar un trago?

—Qué tal si vamos a mi casa... puedes tomar toda mi botella —dijo el hombre acercándose a ella. 

Helene rodó los ojos, estaba harta de ese tipo de propuestas, en cambio le sonrió e inesperadamente le dio un fuerte puñetazo en la cara, el hombre cayó al suelo noqueado por el golpe y ella quedo sacudiendo su mano con una expresión de dolor.

 «Ese tipo tiene la cabeza más dura de lo que imaginé», pensó mirando sus nudillos que  sangraban levemente, resopló y entró al bar pasando por encima del hombre inconsciente.

Una vez dentro pidió un poco de vino, tomó asiento frente una mesa de madera degustando de su bebida esperando la llegada del alcalde para hablar... y de pronto lo vio.

Era un hombre encapuchado con ropas simples, él la miró directamente a los ojos por un instante y eso la hizo pensar: aquellos ojos de un color carmesí eran muy inusuales. Se sintió incomoda al percatarse que el hombre no deja de verla notando que su mirada se centraba en su mano herida, era extraño, pero no dudo en reconocer que era apuesto. Y de repente aquel hombre se levantó descubriéndose la cabeza dejando a la vista su cabello negro y despeinado, se dirigió directamente hacia ella tomándola del brazo. Helene de inmediato se levantó con la intención de insultarlo o golpearlo, pero guardó silencio al ver que él sacó un vendaje de su bolsillo y comenzó a cubrir su herida. Helene considero que era un gesto tierno, ambos se quedaron en silencio intercambiado miradas mientras él terminaba su trabajo y una vez hecho se marchó. Ella quiso tratar de tener una conversación con él, pero a pesar de hablarle él no se detuvo.

HERENCIA ⚠HISTORIA EN EDICIÓN⚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora