Seis

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"Ay, por favor, Jazmín, decime que pasó".

"Pará, tranquilízate, no pasó nada, ya está".

"No, pero no me puedo tranquilizar, sino me decís que pasó".

"Basta, basta".

"No, que no puedo parar porque me hace mal que no me lo digas".

"A mí me hace mal verte..."

"Explicame".

"No pasó nada, basta.

"Pero que no quiero que te pase nada malo".

"No me va a pasar nada malo a mí, quedate tranquila".

"Porque no quiero que nadie nos separe, Jaz".

"Nadie nos va a separar, basta".

"Yo te quiero".

"¿Si?"

"Si, que te quiero".

"Yo también te quiero. No, no, no, no te golpees. No te golpees más. Basta".



Pasan varios minutos hasta que Flor puede calmar su respiración. Su corazón, sin embargo, sigue latiendo con fuerza, por diferentes motivos ahora. Porque sigue sintiendo algo de la desesperación que sintió al entrar a esa cocina, y ahora se le suma una desesperación diferente, una que tiene que ver con lo que acaba de pasar, con esa confesión camuflada, tal vez, que Flor acaba de hacer y sabe que Jazmín entendió a la perfección.

No la quiere soltar entonces la agarra con más fuerza, empujando su cuerpo contra el de Jazmín todo lo que es físicamente posible. Ahí se siente a gusto. Ahí se siente cuidada. Ahí se siente respetada y admirada y querida y no queda ni una fibra en el cuerpo de Flor que quiera seguir mintiéndose, por lo menos no hoy.

Se separa de Jazmín apenas para buscar su mirada y le cuesta enfocarse en ella. El verde de los ojos de Jazmín está encendido y Flor siente una corriente eléctrica recorrerle el cuerpo entero. No puede esperar más. Mueve sus brazos para tomar la cara de Jazmín entre sus manos y embiste contra ella con su boca. El movimiento es tan repentino que Flor golpea sus dientes contra los de Jazmín con poca gracia.

Jazmín se sorprende y la fuerza hace que retroceda un par de pasos, pero sus brazos se mantienen firmes alrededor del cuerpo de Flor. Le toma un par de segundos entender lo que está pasando. A Flor no le alcanza con nada de lo que está pasando, sin embargo, y clava los dientes en el labio inferior de Jazmín, tirando de él hasta que lo suelta y Jazmín deja escapar un sonido áspero de su boca.

Jazmín vuelve a buscarla con la boca abierta y Flor responde con su lengua, queriendo sentirla todo lo que sea posible. Está agitada y la necesita. Necesita a Jazmín de tantas formas diferentes que no sabe cómo empezar. Pero empieza así, besándola desprolijo, tratando de consumirla. Jazmín dar tres pasos hacia adelante y de pronto la espalda de Flor choca contra la mesada.

"Te quiero", vuelve a decir contra los labios de Jazmín, probando el peso de las palabras contra ella. Es una admisión que la deja desnuda, porque minutos antes lo dijo por primera vez con la intención de que significase eso que nunca antes había tratado de verbalizar.

"Yo también", le dice Jazmín y la besa por unos segundos más antes de separarse de ella. Le regala un beso corto pero igual de desesperado que los demás y apoya su frente contra la de Flor. "¿Estás bien?" le pregunta sin abrir los ojos y su voz le sale toda temblorosa.

"Si", le responde Flor, y por un momento no está segura si la palabra salió de su boca o no.

Jazmín asiente, todavía manteniendo sus frentes presionadas, y le da la sensación Flor de que tal vez este algo abrumada. Ella lo está, eso es seguro, y agradece todavía estar entre los brazos de Jazmín, porque no está segura de poder mantenerse en pie si la llegara a soltar. Es el primer momento de calma desde que entró a la cocina, y Flor quiere hacerlo durar por un ratito más, pero sabe que no va a poder lograrlo cuando su cuerpo vuelve a manifestarse involuntariamente.

"Vulva seductora", deja escapar y mueve la cabeza de lado. Jazmín la suelta para darle algo de espacio, pero levanta una de sus manos para tomar su mejilla y la presiona contra su piel con fuerza.

"Está todo bien, Flor", le dice en un susurro. Le acomoda el flequillo y recién ahí Flor entiende de la intimidad que ese gesto conlleva, ese gesto que Jazmín tiene para con ella desde hace meses y que Flor acepta con toda la naturalidad del mundo y que la hace sentir siempre tan...linda.

Deja escapar una bocanada grande de aire y tiene el impulso de volver a besar a Jazmín. Entonces lo hace. Otra vez arremete contra ella y querría ser más suave, pero no puede otra cosa que besarla como si se estuviera por quedar sin tiempo. Jazmín vuelve a presionar contra ella y Flor siente el filo de la mesada clavarse con fuerza en lo bajo de su espalda, pero no le importa.

Hay un ruido a la distancia, algo a lo lejos que las hace saltar a las dos hasta que se separan del todo. Jazmín la mira con una sonrisa a medias pero totalmente perdida. Le da miedo, a Florencia, saber que de alguna manera tiene el poder de poner esa sonrisa en la cara de Jazmín. No sabe si puede hacerse cargo, no del todo, y no todavía. Jazmín parece sentirlo, como de alguna manera siempre lo siente, porque la toma de la mano con cuidado.

"Yo también te quiero", le dice otra vez.

Y después se quedan allí, todavía enredadas y con las respiraciones agitadas y con mil preguntas que ya comenzaron a responder.

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