Capítulo 0

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        TaeHyung observaba con fascinación y delirio, algo que se había vuelto una obsesión para él, se castigaba internamente pues sabía que era difícil, imposible si quiera poder tocar al rubio que yacía durmiendo en la habitación que se encontraba en total oscuridad, y que le permitían esconderse fácilmente bajo esta.

        Era delicado y pequeño, su primoroso cuerpo lo hacían ver irónicamente demasiado angelical, sus labios rosados ya eran una fantasía al cual asemejaba a una tortura.

        Quería someterlo, quería tener cada parte de su esbelta fisonomía, tocarlo hasta cansarse, retenerlo debajo suyo mientras este suplicaba por el alma tan pura que estaba profanando, sin embargo, solo se podía dar el lujo de desenvolverse mentalmente, era su única escapatoria pues si intentaba si quiera hacer contacto con la yema de sus dedos aquella piel tan fina; sería arriesgado incluso para él, siendo un demonio, un ser tan despreciable que se había mofado de la existencia de seres tan puros, seres que tenían alma, de la cual Tae carecía.

       No podía sentirse más idiota, ya no lo podía negar, el chico se había convertido en una peligrosa obsesión, un arma de doble filo, una manía que poco a poco lo iba llevando a la locura, se empeñaría en que nadie aparte de él, lo lastimara o disfrutara, haría que el chico renunciara por cuenta propia a su humanidad, se volvería su verdugo y así mismo su amante.

       Tae muerde su labio inferior mientras contempla reposar a su ángel, el pequeño que dentro de poco sabría de su existencia.

--Pronto serás mío... Jimin--. Susurra el castaño mientras escapa por la ventana de la habitación, volviendo a las oscuras calles para buscar un alma que vagara entre estas, para tomarla y satisfacer un poco la ansiedad que lo estaba consumiendo por dentro.








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            --¡Alto Nam!--.Grita HoSeok mientras el moreno golpea unas cuantas cosas a su alrededor para no arremeter en contra del castaño que se hallaba sentado en el sofá.

--¡Eres un imbécil V!--. En acto desesperado NamJoon empuja a HoSeok y toma de la sudadera de Tae para atraerlo hasta él, quedando V unos centímetros más bajo – ¡¿Quieres que muera el chico?!--. Espeta el mayor mientras empuña sus manos.

Tae hace una expresión de cansancio mientras separa a NamJoon con la misma fuerza que había utilizado este hace unos segundos atrás, para luego sentarse en el sofá y colocar sus codos sobre sus rodillas y acto seguido hundir su rostro entre sus manos.

--No puedo evitarlo Nam--. Tae levanta tenue su cabeza encontrándose a un
bastante enojado que lo observaba con el ceño fruncido.

        Hoseok quien se encontraba a un lado de Nam, pasa sus manos sobre su cuero cabelludo hasta posicionarlas en su cuello con una expresión de molestia en su rostro.

        Todos estaban completamente sorprendidos, el comportamiento del castaño se había vuelto un desastre desde que había conocido al rubio; empezó a tener una conducta posesiva, se había vuelto cohesivo hacia el chico, y no era para menos, había pasado bastante tiempo sólo, en las penumbras de las ciudades, alimentándose de cualquier persona sin importarle realmente quien había sido o cual era su pasado, el castaño simplemente vivía por sus mayores hasta que llegó Jimin, el chico que había perdido una pequeña canica que había rodado dentro de un oscuro callejón y que por obvias razones había decidido dejarla ahí, a la deriva.

        Tae estaba esperando dentro, extrañamente aliviado por la decisión del rubio, pues de haber sido lo contrario en esos momentos habría arrebatado el alma del pequeño sin consideración alguna. Por un momento se vio en la necesidad de seguirlo, tenía ansias de saber dónde vivía, porqué merodeaba por esos lugares, razón por la cual lo hizo esconderse sutilmente entre las sombras, extasiado por el aroma del menor... desprendía una fragancia un tanto peculiar que con el tiempo se había vuelto adictiva para el castaño.

       Jimin tendría que ser suyo, no le importaba sucumbir al pequeño en el infierno, que su alma se tintara de rojo y negro, Tae persuadiría al chico de cualquier forma y manera, lo atraería hasta él, hasta sus brazos mientras tocaba con anhelo y deseo aquella piel delicada que se había vuelto un pecado desde que lo había conocido.

        Estaba esperando a que cometiera un error y lo dejase entrar en su vida, para luego hacer que el chico dependiera de él, lo obligaría a amarlo para así dejar de una buena vez aquella esencia de humanidad convirtiéndolo en su musa, convirtiéndolo en su preciado serafín.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2018 ⏰

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