Hacía un día bastante soleado.
Por un lado, Ban y Meliodas se dedicaban a conseguir ingredientes para la comida que se serviría en la taberna, ya que estaban de paso –escondiéndose– en una aldea oculta entre varios acantilados cubiertos de árboles y vegetación. Mientras, por el otro, Elizabeth, Diane y Hawk se encargaban de la ‘publicidad’ y el perfecto aseo del establecimiento.
¿En dónde estaba King? Era algo raro, seguía en la habitación desde que la mamá de Hawk llegó y colocó la taberna en aquel lugar. Después de un cuarto de hora más, Elizabeth finalmente decidió preguntar al aire sobre el paradero del pequeño rey hada.
—Huh... Qué raro. Diane, Hawk, ¿Han visto al señor King? No ha bajado desde hace un buen tiempo, y ya casi regresan el señor Ban y el señor Meliodas para comer. —Cuestionó la chica de largas hebras plateadas con un deje de curiosidad envuelto en preocupación.
Frente a ella, Diane, de apariencia pequeña nuevamente (tuvo otro percance con el ‘hongo’ que afecta el tamaño de las cosas) yacía sentada sobre un taburete de madera al lado del cerdito. Al oír la pregunta, los tres se miraron confusos y la castaña fue la que rompió el silencio.—Quizás está dormido. —Expresó llevando el índice a su mentón, imitando una pose pensativa.— Ahora que lo pienso, lleva todo el viaje allá arriba.
—¡Es obvio que está dormido! Oso de la pereza, ¿Recuerdas? —Señaló el animal rosado frunciendo el ceño. Su trabajo era barrer, y vaya que no era nada fácil cuando lo hacías con la boca. Por tal razón su humor estaba ‘de perros’.
—Cálmate, pequeño Hawk. —Musitó Elizabeth sonriendo para el puerquito con dulzura.— Diane, ¿Podrías ver si el señor King está bien? Sé que probablemente esté dormido, pero tengo un mal presentimiento. Las copas de vidrio me tienen un poco ocupada.
Pidió ella con pena. A parte, sabía que Diane y King tenían mejor relación de la que ella mantenía con el hada, así que era mejor que la gigante fuera a verle.
—Ouhmm, ¡Yo me encargo! —Asintió la muchacha con gusto mientras alzaba el brazo derecho. Se puso de pie de inmediato y se encaminó a la habitación que Ban compartía con King.
Subió las escaleras con rapidez, dejando que el viento provocado por la velocidad de los movimientos hiciera danzar las hebras de su melena con ferocidad. Si tenía suerte, podría hacerle una broma a su amigo mientras dormía.
Cuando estuvo frente a la puerta, no tocó, giró el pomo con lentitud y cuidado hasta adentrarse en la iluminada sección de la taberna. Sus orbes violetas vagaron por el lugar hasta dar con su objetivo: Un dormido King enredado entre las sábanas y en Chastiefol.
Diane sonrió con picardía y andó de puntillas hasta él. Tomó un lado de la manta que cubría su rostro, y la apartó para poder verle mientras dormía.—Ah... —Se quejó el chico. Sus mejillas y nariz estaban muy rojas y el sudor bañaba gran parte de su rostro; esto preocupó un poco a Diane.
—¿King?... —Farfulló con miedo. Su amigo temblaba bajo Chastiefol y no dejaba de soltar sonidos incoherentes. Fugaz, la chica pegó su frente a la de él para medir su temperatura; el hada ardía.— ¡King!
Intentó moverlo un poco para que éste despertase, pero falló. Empezó a asustarse más cuando confirmó su estado, así que no le quedó de otra y bajó a pedir ayuda.
—¡King está muy caliente! —Gritó la castaña aún corriendo por las escaleras. En la barra, Elizabeth en breve llevó ambas manos a sus labios en una expresión de sorpresa.
—Si ya decía yo que eso de andar con aquel pervertido era contagioso. —Exclamó el cerdito caminando hacia la más alta.
—No creo que se refiera a eso, pequeño Hawk. —Le dijo la ojiazul. Su voz era temblorosa y clavó los ojos rápidamente en Diane.— ¿Qué le sucede al señor King?

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Beso de sanación.
RomanceEn donde King está enfermo y Diane decide cuidar de él. |•Fandom: Nanatsu no Taizai. |•Pareja: Kiane. [KingxDiane] |•Categoría: Romance. ›Los personajes no me pertenecen ni nada por el estilo, pero este One-Shot, en cambio, sí.