Nueve - Diez ¡gané!

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-Ay ¡Pero eso no se vale! Siempre te toca a ti ponerme el reto- El mayor hizo un puchero viendo como la botella apuntaba hacia él para recibir castigo.

-Lo siento, reglas son las reglas- Se encogió de hombros tratando de parecer natural, aunque se estaba conteniendo a saltar sobre el mayor y besar sus labios.

-¡Son injustas! Maldita botella, te odio- Tomó la botella de plástico entre manos, se levantó del lugar y la aventó contra la pared de su habitación.

-Creo que sería mejor dejar de jugar con la botella- Comentó el menor con una expresión asustada al ver el comportamiento de su crush.

-Entonces ¿Cómo jugamos?- Preguntó tomando asiento nuevamente frente al menor en pose de indio.

-Vamos a decir un número del uno al diez a la vez- RenJun lo miró sin comprender -Sólo hazlo- Asintió y empezaron a contar del uno al tres.

Nueve y diez respondieron en unísono, siendo el menor quien dijo el número mayor exclamó un "¡Gané!"

-Ahora, como yo dije el número mayor yo te pongo un reto- Dijo con una gran sonrisa JaeMin, el mayor se golpeó la frente con su mano derecha.

-¿Cómo pude haber sido tan tonto para no acordarme de eso?- Preguntó en murmuro aún con la mano en la frente, después de decirlo retiró esta y miró al menor -¿Qué quieres que haga?-

-Darme un beso en la mejilla- sonrió, en la mirada RenJun se podía ver claramente decir "es una broma ¿no?" Pero el menor negó -Quiero un beso en la mejilla por parte de mi hyung- dijo con una voz tierna y a su vez hacía un puchero con los labios, el mayor sólo rodó los ojos y aceptó.

Se acercó a JaeMin hasta quedar pocos centímetros del perfil de su rostro, de sus labios salió un suspiro que contenía maldiciones dentro, y un pequeño sonrojo empezó a apoderarse de su rostro. Se acercó más cerrando los ojos con fuerza por reflejo para no avergonzarse más, JaeMin al sentir la respiración del contrario chocar contra su mejilla rápidamente giró su cabeza quedando frente a frente. Al respirar sobre los labios del mayor que se acercaban vacilantes le hizo saber al mismo que había cambiado de posición por lo cual se alejó rápidamente abriendo los ojos, JaeMin sonrió frustrado.

-¿¡Qué te pasa!? ¿¡por qué te volteaste!?- Preguntó casi gritando el mayor, JaeMin buscó una respuesta instantánea que tal vez sería torpe pero lo sacaría del aprieto, pues la mirada de su hyung lo estaba casi matando, y si se llegase a enojar estaría listo para el entierro.

-Es que te estabas tardando mucho y volteé para ver si seguías ahí- Agregó una sonrisa divertida cubriendo su decepción y nervios, el mayor pareció satisfecho con la respuesta, después, dejó de lado la molestia.

-Lo siento, ¿Puedo hacerlo otra vez?- JaeMin asintió rápidamente, tratando de verse lo más calmado posible, pero su corazón palpitaba rápidamente, pues el mayor se había sonrojado y se veía tremendamente adorable a sus ojos.

Cuando trataron de hacerlo nuevamente no sólo el corazón del menor daba brincos, sino que a RenJun también le tocó parar la huida de su corazón de su propio pecho. Tratando de hacerlo lo más rápido posible cerró sus ojos con fuerza y chocó rápidamente con los labios del menor, iba a comentar la textura rasposa de su piel, pues una característica de JaeMin era sus labios resecos, mas una mano en su nuca le impidió despegar sus labios del sitio.

Al abrir sus ojos notó que no era la mejilla sino la boca del menor lo que estaba frente a sus labios, de la sorpresa no pudo volver a cerrarlos, ni moverse, estaba atrapado, su mente en blanco ¿dónde están las voces que te dicen que hagas algo cuando lo necesitas? No puede tomar una desición por su cuenta porque literalmente no está pensando.

El menor se encontraba con los ojos cerrados disfrutando el rose de los labios ajenos con los propios, y en ocasiones los llegaba a mover ligeramente, provocando la pequeña fricción una corriente eléctrica en él mientras RenJun estaba privado totalmente de pensamientos y sentidos.

Se alejó levemente y abrió los ojos, encontrándose con los ojos que imitaban unos platos de su hyung, sonrió viendo como los ojos se movían, pero él no reaccionaba.

Tomó su propia desición de hacerlo otra vez. Sus labios volvieron a chocar, sacando del transe a RenJun cuando el menor decidió empezar a mover sus labios sobre los contrarios. Sin saber qué estaba haciendo correspondió, sus ojos se cerraron y se pudo concentrar mejor en las sensaciones las cuales no podía nombrar, un momento aparecía una y otra y otra, ninguna estaba clara a excepción del ardor que sentía en sus ojos por mantenerlos abiertos mucho tiempo, y debido a ello lágrimas empezaron a caer.

Los dedos de JaeMin acariciaron la nuca y cuello del mayor que ahora se encontraba acariciando los brazos cubiertos por una camisa blanca del menor. Con los ojos cerrados lo único que se veía eran los fosfenos, y aún así los ignoraban concentrándose solamente en las sensaciones que les otorgaba.

Cuando el oxígeno faltó, el beso finalizó, los ojos se dirigían a los ajenos, y acto seguido a los labios que demostraban estar hinchados, mirándose una vez más a los ojos viendo como un ciclope al contrario retomaron el beso, llevándose como última imagen el ojo gigante del contrario.

En ningún momento ningún beso se volvió desesperado o subido de tono, siempre fue dulce, inclusive más que el helado de vainilla. Cuando escucharon voces llamar por su nombre supieron que ya era hora de dejar de lado su seción de besos. Haciendo caso al mandato del mayor ambos salieron de la habitación para dirigirse donde TaeYong los llamaba para comer.

Con miradas cómplices pasaron la comida, y al terminar regresaron a su habitación, e importandoles poco el sabor a comida volvieron a besarse. "Ahora somos novios" susurró el menor a su primera interrupción por falta de oxígeno, el mayor sonrió y asintió con la cabeza para besar otra vez al menor.

No salió como lo esperaba, pues JaeMin pensaba recitarle un gran discurso sobre sus sentimientos por él, pero viendo que la situación salió mejor de lo planeado decidió posponerlo para otra ocasión.

nueve - Diez ¡gané!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora