Capítulo 28// Cielo

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Cada día a partir de ese fue diferente, Cielo se había hecho dueña de nuestra vida y alma, la bebé era sorprendentemente alegre, y dormía demasiado poco, lo cual nos había dejado exhaustos en la primer semana de su existencia. La niña nos había dominado totalmente, nos tenía a su merced, nos despertaba con llantos a la noche, y nos alegraba con sus carcajadas por los días. Eramos felices de una forma en que jamás nos hubiésemos imaginado. Y hoy, festejábamos sus dos años de vida. 

Todos habían viajado hacia nuestra casa, aquel regalo de Federico, aquella sorpresa, se adornaba de globos con color de arcoíris, y cupcakes que había cocinado yo misma, la torta se veía hermosa delante de una cortina de colores también, en el patio, mi familia había venido una semana antes a pasar las vísperas de su segundo cumpleaños, Sylvia y Anne se llevaban increíble, al igual que nuestros padres.

 Federico había bailado con Cielo en brazos, y con amiguitos de la niña, que era sociable como sus padres y había hecho amigos en la ciudad, esa noche, cuando los invitados se fueron, entre el cansancio, y lo que el hombre había ingerido, hacía que dijera algunas incoherencias. 

─ Amor... Te amo mucho, mucho, mucho ─ decía un Federico borracho, mientras salía del baño de nuestra habitación. 

─ Amame pero hablando más bajo, Fede, vas a despertar a Cielo ─ yo aún me encontraba dando un par de vueltas.

─ ¿Dónde está el idiota borracho ese? ─ preguntó Mathias ─ Nosotros ya nos vamos ─ dijo mientras miraba dentro de la habitación de Cielo, decorada con dibujos que Sarah le había hecho especialmente sobre sus caricaturas favoritas, la niñita dormía en su cama pequeña, rodeada de peluches, con una mano debajo de su barbilla. 

Mathias y Agustina se fueron momentos después, y Federico se quedó dormido mientras yo cerraba la puerta de la entrada. A la mañana siguiente él seguía durmiendo, al igual que mi hija, me dí un baño relajante que sacara todo rastro de sueño. 

─ ¿Hice papelones anoche? ─ preguntó, mientras me peinaba frente al espejo del baño 

─ ¡Holaa! ─ gritaba Cielo desde su cama, para que alguno de los dos la vaya a buscar - la malcriábamos un poco más de lo que deberíamos. Fede se levantó con una sonrisa, y reí ante la expresión de mareo que su rostro realizó. 

─ ¡Hola mami! ─ saludó la niña, en los brazos de su padre, quien la dejó en el piso, la chica de cabellos castaños y ojos marrones vino corriendo hacia mi para darme un fuerte abrazo y un beso. 

─ Hola mi amor ─ dije dándole un besito ─ ¿Querés desayunar con mamá y papá? 

─ ¡Siiii! ¡Galletitas! ─ la niña adoraba la comida, como yo, y por eso, se había encargado de que sobraran galletitas de cumpleaños para su desayuno especial. 

─ ¡Si te atrapo me como tus galletitas! ─ inició Federico, la niña hizo cara de susto y me observó, yo la tomé en mis brazos y corrí junto con ella 

─ ¡Corré mami, ahí viene papi! 


El juego terminó cuando Cielo recordó sus galletitas, le preparé una taza de leche y le di un par de galletas, me retribuyó con una enorme sonrisa de dientes chiquititos. 

El timbre de la puerta sonó, Federico miró la cámara del portón para asegurarse, y permitió la entrada, volvió a sentarse en la mesa con nosotras, de seguro eran Mathi y Agus, quienes tienen las llaves de la puerta. 

─ ¡Buen día! ─ entró Mathi por la puerta principal. 

─ Tio Mathi! Tia Agus! ─ exclamó Cielo, mirandome con desespero para que la baje de su sillita, cosa que hice. 

─ ¡Hola princesa! ─ dijo el chico

─ ¿Las trajiste? ¿Las trajiste? ─ le preguntó a Agus, emocionada, la chica me miró y yo asentí, la rubia sacó de su bolsillo una bolsita de caramelos y golosinas. ─ ¡Gracias! ─ le agradeció saltando de la alegría. 

─ Ama demasiado esas golosinas ─ dijo Agustina cuando Cielo salió corriendo a mostrarle a su padre su regalo. 

─ Si, por eso no la dejo que las coma antes del almuerzo... pero recien nos despertamos ─ reí 

Juntos, y eternos. #3 │Federico Vigevani. (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora