Capítulo 10- La invitación

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Jack Parks

Habían transcurrido casi dos semanas desde que había comenzado las clases en el nuevo instituto. Nunca creí que lo diría, pero mi vida parecía perfecta. Mis nuevos amigos eran geniales, las clases de dibujo me encantaban y el equipo de fútbol era fantástico.

Cameron, Isaac y yo íbamos de vez en cuando a jugar videojuegos a casa de Isaac y jamás nos perdíamos el entrenamiento. Incluso mi relación de amistad con Aria había aumentado, Keila y yo  jugábamos básquetbol contra los otros chicos y ganábamos cada partida.

Y Roxbie. ¿Qué puedo decir? Desde que era su tutor de álgebra nos quedábamos en el jardín de la escuela a repasar los temas que se le dificultaban y aunque casi siempre hablábamos solo de eso, me fascinaba hablar con ella cuando me relataba los libros de ficción que le gustaban; ver sus expresiones cuando hablaba de ello me desconectaba del mundo real.

A mitad de mi segunda semana de clases, la chica castaña de cabello corto se acercó a mí con una gigantesca sonrisa.

-Jack, tengo noticias- dijo mientras se paraba frente a mí en el pasillo. Tenía ambas manos detrás de la espalda, evidentemente ocultaba algo.

-¿Qué pasa, Roxbie?- le pregunté mientras tomaba mis libros y cerraba mi casillero de un golpe.

-¡Mira esto!- gritó emocionada al momento que me mostró un papel que llevaba escrito con rojo un gigantesco BIEN.- No es un 10, pero gracias a ti mejoré bastante.

-¿Es tú evaluación de álgebra?- asintió- Me alegro por ti- le dije inexpresivo, no porque no me alegrara, sino por que yo nunca tenía una expresión. Claro que ella no lo vio de esa manera y la sonrisa se borró de su rostro.

-Solo quería agradecerte- me dijo mirando a otra parte- Nos vemos en clase.

Luego se fue dejándome solo. Rayos. La desanimé. Malditas expresiones.

Me gustaría decir que no le di muchas vueltas al asunto, pero no fue así. Todo el día pensé en ello y me repetí a mí mismo: <<no tienes la culpa de nada>>, pero no me convencí del todo.

Mientras caminaba por los pasillos, a la hora de salida, oía que todos parloteaban sobre la maravillosa fiesta que daría Isaac el viernes por la noche; yo estaba invitado, por supuesto, pero nunca me había gustado asistir a fiestas.

El alcohol y el baile definitivamente no eran lo mío, y estar con mucha gente me aterraba, así que había decidido poner alguna excusa para que Isaac y Cameron dejaran de insistir.

Me dirigí hacia la cancha de fútbol para la práctica y en el camino me encontré con los dos chicos antes mencionados.

- ¡Jack!- me llamó Cameron, haciendo un gesto exagerado con las manos. Me acerqué a ellos con mi uniforme ya puesto. Isaac estaba en cuclillas abrochándose los cordones de sus tenis.

-¿Asistirás mañana a la fiesta?-me preguntó Isaac mientras se ponía de pie. Pensé en la excusa perfecta para librarme del compromiso, pero para mí mala suerte, no se me ocurrió algo bueno.

-Mí tía quiere que salgamos a conocer la ciudad- les mentí lo mejor que pude.

-Jack Parks, eres un pésimo mentiroso- me dijo Cameron sonriendo y moviendo las cejas.

-Es verdad, chicos- les dije moviendo las manos. Ambos intercambiaron miradas y se voltearon hacia mí acusándome.

-La semana pasada nos dijiste que tú tía trabajaba todos los días en turnos nocturnos, te acabas de contradecir- exclamó Isaac- Vamos, sé que te divertirás, además, puedes ligarte a alguna chica linda.

-Ustedes ganan— exclamé- Iré a la fiesta— Ambos sonrieron— Pero no me ligaré a ninguna chica y ni una pizca de alcohol entrará en mi boca, ¿entienden?

-Por supuesto, lo prometemos.

-Bien— después de aquella pequeña plática, fuimos al entrenamiento y después de éste, nos dirigimos cada uno a su respectivo hogar. Me di un baño, y antes de dormir, hice mis tareas y dibujé en mi cuaderno.

Al día siguiente me encontré con Aria en el pasillo, así que, como era temprano, decidí platicar un poco con ella.

-¿Adivina quién irá hoy a la fiesta de Isaac por qué sus amigos lo comprometieron?- le dije rodando los ojos. Cuando terminé, saltó de felicidad, ganándose una mirada extraña de mi parte.

-¿De verdad irás?- me preguntó entusiasmada.

-Lamentablemente- le respondí y rasqué mi cabeza.

-Seré tu instructora de fiestas-Hizo una pausa- Nunca has ido a una, ¿cierto?

-No son lo mío.

- Será divertido- me dijo sonriente. Seguimos platicando por unos minutos más acerca de la "maravillosa" fiesta hasta que sonó el timbre para ir a clases.

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Dine🎵🖤

Love and Friends©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora