Eran poco más de las 4 a.m cuando SeokJin llegó al departamento, había estado bebiendo sólo en un bar toda la noche, pero por alguna razón nunca se llegó a embriagar totalmente, estuvo consciente todo el tiempo y tenía noción de lo que pasaba a su alrededor, muy diferente a otras veces que se emborrachaba a tal punto que sus compañeros tenían que ir a sacarlo de todo tipo de lugares a los que se metía.
Llegó al departamento y sin hacer el menor ruido fue directamente hacia su habitación, se despojó de toda prenda que tenía encima y se dio una rápida y fría ducha.
La noche no era realmente fresca, así que prefirió sólo ponerse unos boxers negros de Calvin Klein y tirarse sobre la alfombra de su habitación con todo lo demás de su cuerpo desnudo.
Puso sus manos abajo de su cabeza y se quedo observando un punto fijo en el techo tratando de quedarse dormido, pero nunca lo consiguió, demasiados pensamientos deambulaban por su cabeza, la gira que estaba próxima, todos los vuelos que tendría que tomar, los tantos lugares en los que estaría, los nervios que tendría antes de cada presentación, las precauciones que tenía que tomar para no causar polémica, todas las cosas que haría con sus compañeros, sus compañeros, Yoongi...
¿Yoongi? se detuvo justo ahí, no sabía de donde había salido pensar en el, pero vaya que captó toda su atención
Sabía que el era algo más especial que todos los demás, su relación era definitivamente más estrecha, hasta el punto de llevar viviendo algún tiempo juntos.Yoongi era para él el mejor, un muy buen bailarín, también era guapo, amaba las letras que componía, le gustaba su forma de hablar, disfrutaba la sensación de cuando la suave piel de sus manos rozaba la suya, le encantaba verlo recién levantado con su cabello negro alborotado, amaba el olor de su colonia, recordó que incluso le había robado una de sus camisetas favoritas sólo por que olía a él.
Sabía ya desde hace tiempo que le gustaba Yoongi, pero nunca se había detenido a analizarlo a detalle.Pero ese día su imaginación y su cabeza tenían otros planes.
Se decidió por cerrar los ojos y empezar a soñar despierto, en su cabeza se formaba la imagen de su compañero en ropa interior, ya lo había visto así un sin fin de veces así que realmente sólo era un recuerdo el que tenía, verlo con el torso desnudo, las gotas de agua recorriendo su cuerpo y el cabello hecho un lío por haberlo secado con la toalla, se lo imaginaba así, se lo imaginaba sentado justo en frente de el con su sexy pero natural mirada fija en sus ojos.
E imagino como iban acercándose cada vez más, hasta que el espacio entre los 2 era tan poco que podían sentir la respiración del otro chocar contra la suya, y nadie diría nada sólo se verían fijamente uno al otro hasta que sin siquiera darse cuenta sus bocas estaban ya juntas.
Y sin pensar en nada más se dedicaría a besarlo, lo besaría en cada espacio de su ser, desde sus lindos labios rosas, su cuello y esas bonitas clavícula que poseía, hasta los lugares más escondidos y desconocidos hasta ese momento para el.
Y aunque le encantaba besarlo, sabía perfectamente que iba hacer mucho más que eso, y pensaba en como lo único que llevaban puesto terminaría por estorbarles y al final se encontraría tirado en el suelo de su habitación, mientras ellos estarían uno sobre el otro haciéndose todo lo que habían querido hasta ese momento.
Pensaba en todo eso que quería hacerle, imaginaba como lo llevaría al cielo para así descender a la peor parte de los infiernos y como iba hacer que gimiera su nombre al mismo tiempo que el sudor iba recorriendo sus cuerpos mientras se llenaban de esa sensación de calor tan placentera que hace que termines volvientote adicto a una persona.
E imaginaba como ambos serían la causa del placer del otro.
Y pensaba en como le haría el amor de todas las formas posibles.
De todas esas formas que ni los escritores de literatura erótica han podido imaginar, ni siquiera Zeus le habria hecho el amor a Leto de esa manera al momento de concebir a Apolo y Artemisa.
Pensaba en cómo llenaría cada rincón de la habitación con los gemidos de ambos, que iban al compás de sus cuerpos, pensaba en todas las marcas que le haría en la espalda por las uñas rasgando su piel desnuda, los suspiros ahogados que saldrían de sus bocas, las caderas del menor que se movian siguiendo a las suyas, el sonido su piel chocando una contra la del otro, pensaba en todas esas caricias que se darían provocandose gran satisfacción.
Besarlo, tocarlo, sentirlo, era todo lo que quería, imaginaba sus gestos, la mirada que tendría, sus palabras y su deseo, quería ser el culpable de todo eso, de su placer, quería ver su cuerpo excitado y que se debiera únicamente a él.
Repasaba por su cabeza todos sus movimientos, pensaba en cómo le temblarian las piernas, mientras mordia sus labios intentando contener los gemidos que le provocaba, pensaba en sus ojos cerrados con fuerzas gracias al dolor que le causaba la penetración, dolor que más tarde se convertía en el mayor de sus placeres.
Imaginaba cada lunar nuevo que encontaria, de esos que ni siquiera tú mismo sabes de su existencia, y cada beso que dejaría en ellos.
Lo imaginaba a él completo, perfecto, sin pudor, y pensaba en contemplarlo, en analizar cada espacio de su ser y ver incluso los pedazos de piel que la luz del sol aun no toca.
Imaginaba a Yoongi y se imaginaba a el mismo, pero sólo hacia eso, imaginarlo.
