Pain In My Bones [MJ]

Prólogo

El clima mostraba los sentimientos de ambos, el aire tocando los rostros de ambos afuera de aquél aeropuerto, mirándose a los ojos mientras ella esperaba una respuesta de su parte. Él mientras tanto, sentía que se moría por dentro, tener que estar a punto de mentirle a la mujer de la cual se había enamorado.

— ¿Michael? — preguntaba ella esperando a que le diera una explicación

Una explicación del porqué se había ido sin avisar, el porqué estaba en el aeropuerto sin haberle dicho nada, el porqué la veía con cara de lástima, y el porqué no se atrevía a mirarla a los ojos.

— Lo siento Campbell — dijo con la mirada baja —, tengo que irme

— ¿Qué pasará con nosotros?

El chico empuñaba las muñecas, sabía que esa era la pregunta que tanto odiaba en estas circunstancias

— No hay ningún nosotros — pausó sintiendo cómo su voz se entre cortaba del dolor —, nunca hubo un "nosotros" — sentenció —. Ahora por favor, déjame y no me vuelvas a buscar, no quiero que me vean...con alguien como tu — dijo para darse media vuelta y entrar nuevamente al aeropuerto, a esperar que su vuelo lo llevara a su antigua vida llena de lujos.

Aquella chica por su parte, sólo podía llorar mientras veía cómo el amor de su vida se alejaba de ella. Las ilusiones, la felicidad, la esperanza y su vida se estaba yendo para abordar un avión. La persona a quien había salvado la acababa de matar.

Comenzaba a caminar sin rumbo, dejando que la brisa rosara sus mejillas de donde resbalaban sus lágrimas, una parte de ella quería creer que lo que había dicho tenía una verdad tal vez distinta del otro lado.

Fue ahí cuando su listón rojo quería mezclarse con el viento. Quería alejarse porque no encontraba ya razón para quedarse.

«Le queda perfecto a tu sonrisa» — recordaba sus palabras

¿Todo eso había sido cierto? Necesitaba creer en una de esas verdades, el irse porque ya no la quiere, o creer que realmente la ama y se fue por un bien que ella no quería.

Desgraciadamente...

Estaba ganando la más dolorosa.

(...)

—Quiero volver —decía aquél chico alterado apunto de abordar el avión

—Ya es muy tarde, vamos. Tenemos que irnos

La vista se le iba en donde se encontraba su chica, de donde había salido totalmente rota por dentro, la razón de su nueva sonrisa, no sabía si estaba haciendo bien en matarse a si mismo por dentro.

—¡No! —gritó finalmente para salir corriendo de ahí

¿Aún estaba a tiempo?

Era tonto primero haber cometido un error antes de pensar las cosas detalladamente, ¿Qué pasaba si la encontraba? Tendría que darle una buena razón para perdonarle lo que acababa de hacerle.

—¡Hannah! —gritaba con una inesperada sonrisa

Una sonrisa de felicidad porque se quedaría para ella, aunque ya no estaba tan seguro. El listón que amarraba su cabello llegó hasta su mano enredándose suavemente, mientras un escalofrío recorría su cuerpo, haciendo que le costara un poco respirar, estaba pensando lo que pasaba ahora, a unas cuadras no muy lejos de ahí podían escucharse unas sirenas de ambulancia.

Había ocurrido un accidente.

Y sus pies temblaban.
Sus manos se empuñaban.
Su mandíbula se tensaba.
Y sus ojos lagrimeaban.

No quería saber lo que ocurría entonces.