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Mi primer día de Universidad, estaba nerviosa porque ya no tendré a mis amigos de diario conmigo, aquí tendría que buscar nuevos y eso era un trabajo muy difícil para mi.
— Más difícil era tener que encontrar un buen traje para mi primer día — hablaba para mi misma
En cuanto me ponía un traje y me arrimaba al espejo veía esas llantas que llamaban mucho la atención, maldita toda esa grasa que tengo a diario, nada me quedaba bien. No me quedaba de otra mas que ponerme un suéter holgado de nuevo, para aparentar un poco esa panza de puerco que me colgaba.
Pensaba que al iniciar esta nueva etapa en mi vida seria más fácil, poder llegar a la talla ideal de ropa y poder sentirme a gusto conmigo misma, pero si logré pasar la preparatoria con esto, estoy segura poder terminar la universidad sin rechistar.
— ¡Hija! El desayuno está listo
Escuchaba el grito de mi madre desde abajo, otra vez tendré que fingir tardar en arreglarme para hacer tiempo y decirle que no tengo tiempo para desayunar, me puse mis audífonos y me tiré en la cama, también me tocaba fingir que escuchaba música para evitar hablar con las personas, la verdad a veces me aturdía la musica, apenas hace unos meses me la pasaba escuchando en mis audífonos como si fuera una adicción.
— ¡Loca! — apareció Demian — ¿Hoy tampoco vas a desayunar?
— No, ya deberías saberlo — contesté cortante
— Sigo sin entender porqué mamá no se da cuenta de que estás enferma — se recargó en el marco de la puerta —, pero bueno — sonrió —, te traes un buen novio a casa hoy niña, sino yo te lo conseguiré — me guiñó el ojo
— ¿No me digas? — me levanté enojada — ¿En tu trabajo "misterioso"? Ganas demasiado bien, no se cómo mi mamá no se da cuenta de que anda en malos pasos — reí reclamando
Tomé mi mochila y salí de mi cuarto dejando a mi hermano solo, pasé a la cocina encontrándome con mis padres ya desayunando, al parecer no notaron mi presencia puesto que papá estaba con su teléfono en la mano y mamá en la computadora con el café en mano, eran esos típicos padres modelo que hoy en día se estaban haciendo presentes en casi todas las familias, al poner mi mirada en la mesa mis ojos fueron a dar a mi plato con ensalada, jugo, una rebanada de pan tostado y algo de fruta. Pasé mi mano por la lechuga llevándome un pedazo a la boca. Casi era lo único que comía.
— ¿Papá ya nos vamos? — preguntaba fastidiada
— Si...¿ya terminaste de desayunar? — contestó sin siquiera mirarme —. Todavía hay comida en tu plato — dijo viendo de reojo al plato