Pain In My Bones [MJ]

Cap. 2. I'm a princess

Las clases transcurrían normales, sólo hice un amigo de nombre Derian, es muy amable y me ofreció su ayuda aquí en el instituto, me daba mucha alegría poder tener un amigo aquí, ahora me encontraba en uno de mis descansos, compré un jugo en la tienda de aquí mismo y me dispuse a sentar un rato cerca de una hermosa fuente.

— ¿No te quitas los audífonos? — llegó Derian con su bolsa del almuerzo en mano —, te acompañaré a almorzar, pero veo que ya terminaste porque vas por el jugo — rió

— Si — mentí —, ¿qué tienes ahí?

— Mi sándwich, una manzana y una botella de agua — me miró divertido —, suele darme mucha hambre en las mañanas, ya en la tarde casi no suelo comer

Hice un gesto de asco al ver aquél sándwich con el queso que sobresalía, evadía verlo volviendo al teléfono, cambiando canción tras canción, al alzar un poco la vista me encontré con aquél muchacho de esta mañana, esta vez estaba con otro muchacho igual de alto que él, me daba mucha curiosidad este sujeto, sentía una intriga que deseaba averiguar.

— ¿Michael Jackson? — me sacó de mis pensamientos Derian —, ¿lo conoces? — cuestionó al percatarse que lo estaba viendo

— Ah...no, me lo topé en la mañana — dije restándole importancia

— No te recomiendo que te acerques a él — susurró —, dicen que su padre anda en...negocios turbios

— ¿A qué te refieres? — inquirí — ¿Turbios?

Rascó nervioso su cuello y levantó la vista poniéndose pálido, ellos venían hacia acá y él tenía una cara de inconformidad

— ¡Audífonos! — gritó divertido Michael —, sería un gran apodo para ti, después de todo no me has dicho tu nombre — me guiñó el ojo haciendo que me sonrojara

— Hannah, ese es mi nombre Michael

— Oh, ya me tratas de tu, eso me gusta linda, te fuiste en la mañana sin despedirte — se sentó a mi lado

Traté de decir algo pero en ese momento Derian se levantó de mala gana sin siquiera despedirse, volteé a ver al amigo de Mike quien lo miraba a él de manera desaprobatoria, ahora me encontraba en medio de dos desconocidos y me sentía un poco incómoda

— Gracias por lo de la mañana, déjame que te devuelva el favor — sonrió cortés

— Te lo agradezco pero no, no acepto ayuda de desconocidos

— Vamos, no te pongas de princesa — me dio un golpe en el hombro mientras que de mi parte sólo salió un quejido de dolor —, ¿no tienes calor como para usar ese suéter?