Cap. 3. La Bratva

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Él no decía nada en todo el camino, su silencio me preocupaba a la vez, no sabía si preguntarle el porqué recibió aquél bofetón o quedarme callada a ver si él decía algo

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Él no decía nada en todo el camino, su silencio me preocupaba a la vez, no sabía si preguntarle el porqué recibió aquél bofetón o quedarme callada a ver si él decía algo.

— Aquí está bien Michael — decía al ver que faltaba una cuadra antes

— Bien, aquí Louis por favor

Bajamos del coche, al parecer él quería acompañarme hasta la puerta de mi casa porque se puso a mi lado esperando a que le dijera dónde era, pero no me opuse y acepté a que me acompañara, quisiera entablar una conversación en estos momentos pero no se me ocurría otra cosa, y para colmo seguía sintiendo cosas extrañas en el estómago, un escalofrío cada vez que se me pegaba.

— Gracias por prestarme tu chaqueta — dije finalmente —, no tenías que hacerlo — me avergoncé y evadí su mirada —, Michael...puedo preguntar...¿por qué aquella muchacha te dio una bofetada?

— No, no puedes — respondió firme —, mañana desayunaremos juntos

Volteé a verlo esperando a que lo que había dicho fuera acompañado de una sonrisa, pero fue todo lo contrario, su cara seguía estática, su mirada fija y su mandíbula completamente cerrada, estaba de mal humor al parecer, lo que me había dicho había sonado más a una orden que a una propuesta.

— No sé si pueda

— Por favor, sólo será mañana — siguió con seriedad

— Es aquí — nos detuvimos y él me miró sorprendido —. No me digas que...¡¿eres hija de Esteban Campbell?!

— Este...si, ¿por qué lo preguntas?

— Mi padre es jefe del tuyo — sonrió —, quisiera saludar, ¿puedo?

— No sé si a esta hora esté en casa pero...adelante — dije para abrir la puerta amablemente

Ambos pasamos adentro, admiraba cada parte de la casa, los cuadros de la familia era los que más le llamaban la atención, no dejaba de verme cuando era pequeña junto con mi hermano. No le di importancia y le ofrecí algo de tomar, lo senté en la sala y fui a hacerle un café, al fin y al cabo hacía algo de frío.

— No están mis padres, te lo dije — reí dándole la taza con café —, no me imaginé que mi papá y el tuyo trabajaran juntos, aunque bueno, no va mucho de ser amigos

Dejó salir una sonrisa socarrona y se dedicó a seguir inspeccionando la casa, encendí el televisor de la sala para hacer tiempo y que llegaran mis padres, no tardaban en llegar.

Pain In My Bones [MJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora