C'est Agreste

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Le sostuve la mirada firmemente, no dejándome intimidar por sus hermosos ojos grises, pero eso pareció ensanchar su sonrisa, después me dijo que le siguiera a la oficina para decirme que hariamos.
- Trajo donde anotar?
Asentí firmemente y mirando de soslayo al rubiales.
- Bien pues sus funciones serán las de diseñadora y confeccionista adjunta, cuando haya reuniones con firmas internacionales usted se encargará de ellas, pues creo que es la única persona que sabe más de dos idiomas en todo el edificio además de mi, solo que yo no suelo presentarme, seguramente se lo han dicho ya, ¿no es así?
- No, pero gracias por ponerme al tanto.
- Bien, también cuando yo le pida un diseño tendrá aproximadamente dos horas para bocetarlo y trazarlo en la talla muestra que yo le indique, ¿estamos claros?
- Sí Señor Agreste. ¿Algo más?
- Por lo pronto solo eso, a ver qué se me ocurre después.
Bueno, éste hombre sí que le fascina picarme. ¿Qué es eso de "a ver qué se me ocurre después"?
No dije nada y me di la vuelta haciendo ademán de salir.
- Usted se acomodará en el escritorio del otro extremo de ésta oficina, en lo que puedo acondicionarle un espacio nuevo.
Puse mi bolso en el perchero, al igual que la torera, quedando únicamente en el palazzo, me puse mis anteojos y empecé a revisar mi tablet, a ver si no tenía nada que hacer. No, al parecer no. Estaba por repantigarme en la silla con el hastío que tenía en ese momento,cuando él me invitó a comer a una elegante pastelería de la Rue Saint André des Arts. De cualquier forma el día estaba caído, no tenía nada que hacer, así no perdía nada con aceptar. Cogí mi bolso, mi celular y mi tablet, guardando ambos en el bolso, una botella de agua Voss de litro, me quite los anteojos metiendolos en el estuche, y me encamine a donde el me indicaba. Ya en el establecimiento, pedimos los dos un par de lattes, y el pidió un bollo de algarroba, y yo una tarta de manzana. Consumimos las cosas y todo fue de maravilla, incluso ese día me dijo que me pagaría la semana por adelantado, por aquello de que a veces los días de pago se satura. Eran buenas noticias para mí pues, los ahorros que tenía ya estaban por tocar a su fin, de modo que ese día eso se acordó, más tarde fuimos a terminar de bocetar. Me había pedido ciertos diseños de muestra para checar en que me especializaba, quería trajes de baño de gama básica, que fueran de materiales de costo bajo pero que lucieran con la sofisticación de los de alta gama que hacíamos. Hice dos muestras, las cuales programamos para un tiraje, me encargaría de confeccionar las muestras y de vigilar el tiraje y dar las indicaciones pertinentes.

De assistant à épouse d'un millionnaireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora