El origen mismo del universo es uno de los grandes misterios que recorren la existencia ni siquiera los dioses, los seres más antiguos que se conocen, saben la respuesta a esta interrogante, aunque no es algo que les preocupe exactamente.
Cada dios conocido en el universo domina un aspecto de la existencia, como la Guerra, la Mente, el Destino, la energía y otros miles conocidos, todo este poder concentrado en un solo individuo no hacía más que corromperlos y alimentar sus egos enormes. Este complejo de superioridad fue a su mayor extremo una vez que en el universo surgieron las primeras formas de vida, seres que los dioses miraban con desdén y sonrisas maquiavélicas, deleitándose manipulando, corrompiendo y destruyendo todo lugar por donde se desplazaban, cada una de sus maquinaciones culminaba en una vorágine de violencia y odio, durante la cual cada centímetro del paisaje cósmico temblaba ante la furia y la destrucción que acarreaban los pobres e indefensos mortales, esas pobres almas que los dioses veían como simples juguetes con los cuales divertirse.
Una vez la furia primigenia se vio aplacada el universo entro en una deprimente era de quietud y oscuridad, esta falta de acción alguna enloqueció las caprichosas mentes de los ahora conocidos como Dioses Caóticos, los cuales en su afán por sus viles juegos buscaron entre los suyos alguna nueva distracción, y la encontraron, Isara, una diosa única entre todos ellos, una diosa con un aspecto no relacionado con la destrucción o la entropía, su aspecto era el de la Creación misma. Y fue así como sus hermanos se voltearon contra ella, sometiendo a la diosa con unas cadenas atadas a sus seis brazos y encerrándola en el corazón de cosmos, atrapada sin poder resistirse se vio obligada a hacer uso de su aspecto, abriendo las venas de sus seis brazos y ejecutando una danza que espacio las gotas de su sangre por toda la realidad.
Cuando ese roció azulado y centellante que era su sangre toco las superficies de los mundos por todo el cosmos fue como si una lluvia de vida en estado puro fuera vertida. Por toda la existencia los seres mortales volvían a emerger, relacionándose entre sí y formando lazos de hermandad que los impulsaba a organizarse y vivir en sociedad, pero, desgraciadamente este nuevo surgir de la vida vino acompañado por las ansias lúdicas de los Dioses Caóticos, quienes sembraban semillas de discordia o directamente rompían los frágiles mundos en miles de pedazos, perdiéndose millares de inocentes vidas en el camino, todo eso para que los desafortunados supervivientes de aquellas masacres vean surgir las semillas de odio plantadas eones en el pasado, creando nuevas guerras que azotaron las estrellas y todo el universo de punta a punta, llegando finalmente a la muerte de toda existencia mortal conocida.
Este fue el inicio de un ciclo de creación y destrucción que se repetía una y otra vez, con el único e insignificante propósito de ser un entretenimiento enfermo para aquellos seres tan despreciables, repitiendo este ciclo durante eras y eras sin sospechar que no solo eran las frías cadenas lo único conectado a Isara, ya que en la diosa existía un vínculo perpetuo que la unía con sus creaciones, sintiendo su dolor a la hora de ser destruidos y su clamor por una mejor existencia, ese dolor se convirtió en una gran ira, ira que ella acumulo durante el pasar de los ciclos, su corazón pedía venganza y su mente tenía como único objetivo el destruir a sus carceleros, fue así como ella acumulo toda esa ira guardada por millones de años, todo ese continuo odio y ansias de venganza, los tomo firmemente en sus seis puños, apretándolos con fuerza, toda su fuerza y... los elimino por completo, únicamente odiando a sus captores nunca podría hacer nada, entonces ella invento el sueño para poder tranquilizarse, durante ese sueño ella vio un futuro sin eras de caos y destrucción, un futuro donde sus pequeños hijos vivían y se dispersaban por las estrellas del cosmos sin ningún tipo de miedo al castigo de los Dioses Caóticos, ese sueño produjo en su rostro cansado pero aun hermoso una cálida sonrisa de esperanza, ella lucharía, pero no por calmar una ser de venganza, sino por todos los seres que había creado, por los lugares que había soñado y por el derechos que sus niños tenían a existir.
Acumulo todo su poder en sus seis brazos, y con decisión rompió las cadenas que la tenían atada, ahora libre ella huyo a los confines más lejanos y oscuros de la existencia, refugiándose de sus hermanos encomendados a custodiarla, ahora libre ella se dispuso a elaborar un plan en base a un rumor que recorría por todos los dioses pero que ninguno se atrevía a confirmar para no eliminar el equilibro de poder que los equilibraba, este rumor decía que cuando un dios derrotaba a otro en un combate singular el vencedor obtenía el derecho de reclamar el aspecto del vencido como suyo propio, incrementando su poder considerablemente. Ahora más segura y con un nuevo objetivo en mente Isara se preparó para su siguiente reto, tomo el polvo de galaxias desgarradas y con ello confecciono una brillante armadura, después tomo las infames cadenas con las que la habían apresado y comenzó a hacer movimientos con ellas, comprendiendo cómo funcionaban y más importante aún, como usarlas como un arma útil en la batalla, terminando su preparación surco el cosmos en segundos con la mirada fija y un alma decidida.
Su valiente viaje la llevo hasta el mundo dominado por el dios Bahoja, dios de la Energía, un dios caprichoso y compulsivo como ningún otro, este erigió su reino en un mundo que rotaba alrededor de tres soles, único mundo del sistema puesto que Bahoja desintegro a los demás por un simple capricho de mantenerlo todo simple y ordenado. La forma del dios tampoco era muy compleja, una esfera de energía pura y blanca, la cual liberaba impresionantes estallidos de energía, con los cuales aplanaba la superficie de su mundo hasta formar una lisa y perfectamente esférica.
La llegada de Isara no fue para nada sutil, la diosa cayó desde los cielos creando un prominente cráter en la superficie del planeta, esto atrajo la obsesiva atención de Bahoja e hizo que se teletransportará justo enfrente de la diosa rebelde, Isara, una vez convencida de haber captado la mirada de su oponente promulgo el desafío a un combate singular, provocando la arrogante risa de Bahoja y su subsecuente aceptación.
Fue así como en el amanecer del tercer sol de aquel planeta desolado se inició la batalla entre los dos poderosos dioses, cada paso que daba Isara invocaba un frondoso bosque que obstruía la visión de su rival y cada gota de sangre que ella derramaba creaban a una furiosa bestia titánica que se abalanzaba sobre el enemigo, pero los poderes de Bahoja tampoco estaban en desventaja, él emitía poderosos destellos que quemaban los bosques reduciéndolos a cenizas y con un fino rayo de energía partía a las bestias a la mitad, desando charcos de despojos sangrientos irreconocibles, la batalla duro días e incluso semanas, en más de una ocasión Isara tuvo que retirarse para sanar de heridas casi mortales, pero ella no se rindió, la propia existencia de sus pequeños estaba en juego. Ambos dioses, ya cansados de la interminable batalla se decidieron a lanzar sus ataque mas poderosos, Bahoja destello un rayo de energia de proporciones kilométricas mientras que Isara fue acompañada por sus bestias más feroces y sus árboles más frondosos, pero todos fueron reducidos a una bruma de espeso humo a causa de la temible energía del poderosos contrincante, Bahoja se jacto de su aplastante victoria sin percatarse el momento cuando Isara surgió de la bruma y tomo al dios entre sus seis brazos con fuerza, despedazándolo hasta sus componentes más primordiales, absorbiendo su aspecto y convirtiéndose así en algo que el universo nunca antes había visto, una diosa poseedora de dos aspectos de la realidad.
La Emoción por su victoria la invadió, soltando un poderoso rugido que aparto las nubes del cielo y despedazo el suelo bajo sus pies. Fue así como ella tomo la tela misma de la realidad y la rasgo, liberando un portal hacia la No-existencia, donde lo que es algo no tiene sentido, liberando una energía tan grande que destruyo el sistema solar entero, Isara entonces tomo esa energía y la moldeo a su gusto, reformando el espacio donde se encontraba para crear un oasis en el vacío del cosmos, donde la vida surgió nuevamente, todas y cada una de las especies antes destruidas vivió de nuevo, asustados oyeron el discurso de su gran creadora, la cual les hablo de su sueño y del futuro que planeaba construir para todos, estos celebraron por primera vez en la existencia mientras Isara les hablaba de la nueva arma que les permitiría a los mortales hacer frente a los mismísimos dioses, La Magia.Fin del Capitulo Uno.
YOU ARE READING
CRÓNICAS DE TERRACIELO
FantasyUna colección de pequeños relatos que cuentan el origen de un enorme universo, donde dioses y mortales luchan mano a mano.