Adriadna Sarit

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Mis manos sudan y sangran por la pelea en la country black, lugar que me ha dado de comer estos últimos 5 años. Lugar donde dejo salir todo el enojó, impotencia y dolor que siento cada vez que lo recuerdo.

Añadir acerca de lo que es mi vida, añadir acerca de lo que significa estar viva, y sobre todo añadir acerca de lo que es y será mi futuro; ahora mismo se vuelve algo lejano e insólito.

Mi vida no es algo así como el típico cliché, mi vida quizás termine mañana, mi vida quizás nisiquiera valga la pena. Aunque siendo sinceros, esos sentimientos pasan cuando tengo un buen polvo.

Las calles siempre están oscuras, por aquí no hay faros ni autos que me acompañen en el andar, mis pies conocen los atajos y tratan de encontrar el lugar en donde me refugio de vez en cuando.

El sudor sigue cayendo por mi frente, como si no hubiese salido de la pelea ya hace media hora.

La música suena a través del único audífono que funciona terminando de guiarme al barrio. Algunos que otros autos se pueden ver por la zona, ya las luces comienzan a parecer y mi estómago ruge como el infierno por el hambre.

Las cosas poco a poco van cogiendo su debido rumbo como decía una mujer que me daba comida uno que otro día a la semana. Ya las deudas van haciendose mas ligera y espero irme del país lo más pronto posible, para así, quizás comenzar a estudiar e iniciar en un lugar un poco menos irritante.

Tengo 21 años y lamentablemente mi vida es un poco especial. Mi contextura física es peso pesado, es decir de 175 libras. Mi cuerpo esta realmente moldeado ya que ni siquiera estudio y todo mi tiempo lo invierto en entrenamiento de boxeo y en las tardes prácticas de baile para niños ricos.

Comencé a bailar desde que mamá me dejaba en las orillas de las playas con los demás hijos de sus amigas, mientras que ellas demostraban sus habilidades para el oral. En las mañanas mientras ella dormía, iba donde aquella mujer que me quitaba el hambre y me enseñaba a leer poco a poco, porque siendo sincera, no es normal que una niña de 9 años no sepa leer ni conozca a la perfección lo que es estudiar, mas que por los dos años que pase en el internado del gobierno.

A mi izquierda puedo escuchar unos cuantos gritos pesados de una chica que al parecer lloraba y un hombre que exigía silencio. Me quede estática unos segundos hasta que entendi lo que pasaba y termine quitando por completo el cable que colgaba de mi oído.
Siempre era lo mismo por esta zona, no entiendo ni para que diablos se meten por aquí si no pueden defenderse. Mi cuerpo no obedecía mis exigencias y poco a poco se iba acercando mas, ella forzajeaba con el hombre que intentaba quitar el resto de su pantalón. Respire profundo, saque rápidamente mi teser y sin pensarlo dos veces lo pegue a su cuello haciendo que el hombre cayera en segundos. Agarre mis cosas del manchado piso de aquel basurero y tome a la chica.

***

Sus lagrimas no dejaban de salir como si de una lluvia con tormenta se tratase, su cuerpo estaba inmóvil dentro de ese sofá que de vez en cuando servia de cama. Deje que sus lagrimas cayeran , porque yo de consejos sabía un carajo. Ella lloraba y sus quejidos se hacían mas fuertes por cada minuto que pasaba y ya me estaba comenzando astiar la situación.

En el baño deje que el agua entrara por cada parte de mi cuerpo y me ayudara a encontrar una respuesta a lo que tenia en mi sala. Ya había tenido estos tipos de encuentros antes pero jamás traería a una completa extraña a mi casa, así que básicamente estoy intentando encontrar una forma amable de sacar a esta chica de aquí y poder dormir para el día que me espera mañana.

Aun me falta pagar el alquiler, la luz y comprarme unos tenis nuevos. Para poder hacer eso tengo que madrugar e ir temprano a la Academia para pedir algunas clases de la mañana y si esta niña seguía aquí, no podría hacerlo. Me asome por la sala y su cuerpo aun estaba tirado en el viejo mueble lloriqueando con las pocas fuerzas que le quedaban.