Salvada

La visión

Puede que esta historia te resulte poco interesante por dos motivos:

1) le falta el comienzo y,

2) le falta un final.

A esta altura estoy segura de que dirás: "oye ¿para qué continuar gastando mi tiempo en leerla si al fin de cuentas no me traerá de ningún lado ni tampoco puede llevarme a alguno? Pero fíjate que hay algo que quizás sí te llame la atención.

Si vas al cajón de la mesa de luz de tu madre, o de tu abuela, tal vez a los estantes de libros amarillentos de tu casa o en su defecto a la vieja biblioteca del barrio (aquella a la que no fuiste jamás de los jamases) ¡Qué va! aún si investigas por internet, verás que los hechos aquí acontecidos son un tanto... premonitorios.

Solo busca con tu índice en la letra B, de Biblia.

Uno de los libros más antiguos de la historia, el primero en imprimirse y el que uno nunca puede terminar de entender porque para ello se necesita algo...extra.

¿Has visto que siempre se dice: "Los personajes y hechos de esta historia son ficcionales, cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia"?

Bueno, quizás por eso sería bueno que te metas a leer esta historia, MI historia. ¡Pero ojo! ¡También la de muchos! porque no deja de ser una historia más donde existen zombis, vampiros, un futuro apocalíptico, léete esto: AMOR, pero por sobre todo, y lo más importante: la pura realidad, por más fantástica que parezca.

¿Qué esperas? ¡Chécalo! ¡Hazlo ahora! tú que aún sí tienes tiempo

1

En otros tiempos, lejanos tiempos, se solía decir: "Hasta que la muerte los separe", ahora comprendía que la muerte no los podía separar.

De todos modos, no puede separarse algo que primero no se haya unido.

Nosotros lo habíamos hecho desde el primer día en que nos conocimos aunque no nos hubiésemos dado cuenta.

¿Era necesario que él se estuviese muriendo para haberlo comprendido?

Estaba fresco.

Sí, eso lo podía sentir, una brisa suave hacía erizar mi piel. Tardé en comprender dónde me encontraba, como te suele suceder luego de despertar de un sueño, hasta que descubres que ese techo al cual miras no es más que el techo de tu habitación, con la misma mancha de moho de siempre entonces tu mente empieza a comprender que saliste a la realidad de la vigilia.

El lugar era oscuro pero la luz de la luna prendía de plata todo el ambiente, las ramas de los arbustos rozaron mi piel erizándola más aún...caminé dos pasos y al sentir las piedritas debajo de mis pies noté que estaba descalza, no por eso dejé de caminar abriéndome paso entre las plantas y pastizales.

En eso estaba cuando lo vi. No es que pueda asegurar la fisonomía de su rostro porque siempre se mantuvo de espalda pero no fue necesario para comprender quién era...me habían hablado de él hacía un tiempo... ¿Cuándo? ¿Años atrás? ¿Ayer? No lo recordaba pero lo reconocí.
Se hallaba sentado en una piedra al borde de aquel abismo. Solo él tendría el valor de hacerlo, miré en derredor y allí comprendí realmente que estábamos a una considerable altura, aun así di un paso más, no sé por qué lo hacía, ¡diablos si ni siquiera sabía qué era lo que estaba haciendo allí!

Débora...

Su voz sonó en todas partes y en ninguna a la vez, en mi mente y fuera de ella, entonces sin más me apresuré a su encuentro. Tenía mis piernas tambaleantes como si solo estuvieran formadas por músculos, desprovistas de huesos. Estaban sin fuerzas como cuando te pasas mucho tiempo sin comer por estar en la computadora como tonta frente a ella casi todo el día. Estuve a punto de caer de no ser por el árbol de corteza árida que me sirvió de apoyo. Sentirlo en mi mano fue extraño, el tacto en mi piel...no obstante, él nunca dejó de mirar hacia abajo contemplando el precipicio. Ni bien estuve cerca pude ver lo que estaba observando, la brisa aumentaba al punto de convertirse en un viento recio a medida que me acercaba al borde y si bien sentí el impulso de sostenerme de su hombro, desistí. No sé por qué estaba segura de que él se sonreía por eso...