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Llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra, veía a mi esposa algo inquieta y curiosa por saber el destino de nuestros vuelos, parecía niña pequeña preguntando a donde íbamos a ir... me causaba gracia ver sus reacciones cuando preguntaba y yo contestaba.


_¿Houston?_ preguntó cuando llegamos al aeropuerto en Seattle, su mirada viajaba por los tableros de indicaban los distintos vuelos de la noche, se guiaba por los horarios de salida y el nuestro coincidía con uno de los vuelos, había acertado pero solo le dije que solo era una parada en el camino. Había sido en extremo cuidadoso para mantener en secreto el destino de nuestra luna de miel, toda mi familia sabía el lugar pero les había pedido extremo cuidado para no decirle a Bella ya que deseaba que fuera una total sorpresa para ella, aunque tuve que someterme a mis hermanos para cumplir con ciertas tareas a cambio que mantuvieran su silencio... los muy sinvergüenzas me chantajeaban a cambio de mantener el secreto y sin duda Emmett era el que más disfrutaba de esto, me había obligado a lavar su jeep, tuve que dejarme por él en el x-box y hasta había tenido que soportar su falta de tacto con respectos a ciertos temas, una tarde, en la que Bella se encontraba trabajando en la tienda de los Newton, vino con un libro entre las manos y la más estupida de las sonrisas en su rostro... me tendió el libro diciéndome que lo iba a necesitar, cuando le di un vistazo había resultado ser el libro del Kamasutra... estupido Emmett, tuve que soportar sus idiotas imitaciones de mi cara de cuando vi de que se trataba el libro... hoy puedo decir y justificadamente que odio a mi hermano. Alice me hizo pagar su silencio con algo mucho más sencillo pero no por eso más fácil, me obligó a acompañarla de compras, no fue solo eso... sino que fue el día que fue al centro comercial a comprar la ropa que llevaría Bella a la luna de miel, de más está decir que me torturó mostrándome pequeños y escasas prendas de ropa como camisones, bragas, sujetadores... solo veía encaje y satén por todas partes, ella disfrutaba con mis caras y mi sufrimiento cuando veía en su mente su viva imaginación, mi hermana Alice se imaginaba cómo se vería Bella con ciertas prendas y yo tenía que soportar sus imágenes mentales. Por fin hoy todo eso se terminaba ya que, con mi esposa íbamos rumbo a nuestro lugar en el mundo.


_¿Río de Janeiro?_ preguntó emocionada cuando nos habíamos detenido en el mostrador internacional, de nuevo le contesté que solo era otra parada...


Subimos a nuestro avión y nos acomodamos en los asientos de primera clase, fue agradable volar junto a mi amor rodeada por mis brazos, ella enseguida se sumió en un pacifico sueño mientras yo acariciaba sus cabellos y su espalda, susurré su nana cuando estábamos cerca del aeropuerto de Río... en las ventanillas se veía un exquisito atardecer, entonces mi Bella se despertó y me causó gracia su inusual alerta al saber que nos acercábamos a nuestro destino. Ya en Río de Janeiro salimos del aeropuerto y tomamos un taxi, teníamos que ir hacia la zona de muelles así que atravesamos las congestionadas y nada pacificas calles de Río, enseguida le di las instrucciones al conductor y el auto atravesó la masa de gente y tráfico hasta llegar al muelle, llevé a Bella hasta uno de los muelles donde se encontraba nuestro yate, un estilizado y lujoso yate perteneciente a la familia Cullen estaba esperando por nosotros... no era espacioso para nada ya que había sido pensado para correr en las aguas de mar, pero era una pequeña perla entre los otros que se encontraban en el lugar. Salté al yate y me apresuré a dejar las maletas en la cubierta para ayudar a mi esposa a subir, le indiqué que se sentase mientras yo preparaba todo para la salida. Se podría decir que los yates eran mi segunda pasión luego de los autos, todo lo que significara velocidad y adrenalina era de mi agrado. Teníamos a lo largo de la costa atlántica varias adquisiciones que utilizábamos cuando el momento lo requería, yates, lanchas y otros artículos que hacían más placentero el paso por esos lugares. Jassper y Emmett eran los más asiduos a estas actividades cuando salían a vacacionar... esta vez me tocaba a mí. Zarpamos del muelle en dirección este, mi Bella solo se limitaba a observar curiosa... cómo me hubiese gustado saber sus pensamientos, qué se estaría preguntando, cuáles serían sus miedos e inquietudes... sus expectativas, se veía nerviosa y podía asegurar que era por lo mismo que yo, nuestra primera noche juntos. Aceleré el yate tratando de hacer más corto el viaje, mientras antes llegáramos al lugar más rápido pasaría todo, aunque prefería prolongar el momento me ponía nervioso saber cuales serían los resultados.

Amanecer (por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora