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El estómago de Sejun pedía a gritos un poco de comida.

El pelinegro no había desayunado en la mañana y el negocio de su escuela se encontraba cerrado por reconstrucción.

De modo que a penas tocó la campana para regresar a casa, Sejun salió a toda prisa para ir al almacen más cercano.

Con un monstruo en su estómago y su frente empapada en sudor, llegó hasta el lugar e incluso desde afuera pudo ver sus galletas favoritas: las de vainilla con chispas de chocolate, ¡y con pegatinas en el paquete!

Entró emocionado y se puso en fila para comprar. No había demasiadas personas, era un pequeño negocio después de todo.

Unas cinco personas habían allí, una mamá y su bebé, un par de niñas y un chico que... vaya, era bastante alto.

"Como una jirafa" pensó.

Las niñas se rieron.

"¿Volviste a decir lo que pensaste? Idiota"

Sejun sonrió apenado a las niñas y llevó su dedo índice a su boca, indicando que hicieran silencio.

ㅡLo siento joven, las gomitas aumentaron la semana pasada.

ㅡUhm, está bien. Adiós.

El chico alto salió del lugar con un puchero y la cabeza gacha, decepcionado.

"Tsk... parece un niño"

Esta vez se aseguró de realmente pensarlo y no decirlo.

Al pelinegro le irritaban esas actitudes adorables, pues generaban en él ciertos impulsos que no quería tener. Suficiente era con su amigo Subin, que con solo respirar esparcía brillos a su al rededor.

Hundido en sus pensamientos y recordando la adorable cara del chico-jirafa, Sejun ya se encontraba en el mostrador.

ㅡ¿Qué desea joven?

ㅡOh, sí, un paquete de galletas de chispas de chocolate, las que tienen pegatinas.

ㅡ¿De repente todos los adolescentes vuelven a tener 5 años?

ㅡ¿Por qué lo dice?

El empleado solo rió y buscó las galletas, claro, con pegatinas.

Sejun salió del almacén feliz y con la boca llena, realmente tenía mucha hambre.

Se dirigía a casa cuando vió que en la calle del frente el chico alto estaba por cruzar la calle. Aún llevaba ese puchero pero su mirada ya no se dirigía al suelo.

¿Recuerdan que Sejun trataba de controlar sus impulsos?

Bueno, esta es una de esas veces dónde aunque trate no lo lograba.

ㅡ¡Oye!

El chico levantó la cabeza con ojos curiosos. Se apuntó a si mismo preguntando si se refería a él. Sejun asintió y le señalo el almacén, seguido de un -¡Ven!

El alto no entendía que quería aquel sujeto, tenía miedo pero si algo pasaba solo debía salir corriendo, tenía ventaja después de todo.

A cierta distancia, levantó un poco la voz y dijo ㅡ¿Sí?

Sejun se endulzó con tan solo escuchar su voz. Vamos, nadie con esa estatura puede sonar tan adorable.

ㅡHm... bueno, tú, recién, ¿Querías gomitas verdad?

Algo incómodo por la situación, el muchacho despeinó sus cabellos y respondió. ㅡOh, sí, pero no traje el dinero suficiente. ¡Solo me faltan 4 monedas! Ah... Tan injusto...

''Maldita sea, la jirafa es extremadamente adorable.''

ㅡBueno, ¿Realmente las quieres?

ㅡClaro, son mis gomitas favoritas.

''Maldita sea, también son mis favoritas.''

ㅡEn ese caso, puedo prestarte dinero. Pero con una condición.

ㅡ¿Qué? ¿Cuál?

ㅡMe dejarás comerlas contigo.

El alto refunfuñó. ㅡ¿Y por qué crees que quiero que me prestes dinero? ¿Si quiera sabes mi nombre?

ㅡ¿Cuál es tu nombre?

ㅡByungchan... ¡Ah! Digoㅡ El chico golpeó su frente, no podía concentrarse en nada.

Sejun se aguantó la risa para sonar serio ㅡByungchan, soy Sejun, tu mini banco para gomitas, ¿Aceptas la oferta o no?

Byungchan rodó los ojos. ㅡMgh, está bien, pero no intentes nada o te denunciaré.

ㅡ¡Trato! Ten.

Sejun le dió las monedas que le habían sobrado y dejó que Byungchan vaya por sus gomitas.

Woah, realmente había hecho lo que pensó, ¡Incluso salió mejor de lo que imaginó! 

Se sentó en el borde de la calle, esperando que el chico saliera de la tienda.

Luego de unos minutos la puerta del almacén se abrió.ㅡHey, aquí están. No son muchas por qué... bueno, usualmente las como yo solo... y...ㅡ Sejun sonrió y tomó una gomita, la masticó un poco saboreandola, esas cosas eran tan deliciosas y adictivas.

ㅡBueno, eso puede cambiar desde hoy. ¿Qué dices?

ㅡQue tampoco te aproveches, yo puse más del 60% del dinero.

ㅡ¡Bastardo! Si no fuera por mi seguirías con tu tonto puchero.

ㅡ¿Tonto?

Sejun se avergonzó. ㅡBueno, quizás fue algo tierno, pero ya.

Byungchan rió. ㅡ¿Entonces qué? ¿Solo me viste y quisiste darme tu dinero? ¿Tanta lástima te dí?

ㅡ¡No fue lástima! Solo fui una buena persona.

ㅡAjá, dime, ¿Qué escondes? ¿Eres un asesino o algo así? ¿Me raptaras? ¿Venderás mis órganos para comprar más galletas?

ㅡDe verdad eres un tonto, jirafa.

ㅡ¿Jirafa? ¿No había algo más original?

ㅡBien, bien. Tal vez, pero solo tal vez, me diste ternura. De todos modos, me debes una.

ㅡ¿Te debo una? Tu empezaste con esto.

ㅡDa igual, me pagarás con tu compañía.

ㅡ¿Qué?

ㅡEl martes, ve a la secundaria que queda cerca de aquí, búscame, saldré antes de las 6.

ㅡ¿Por qué crees que iré?

ㅡNo lo sé, solo quiero pensar que lo harás.

Sejun tomó su bolso y se acomodó su camisa. ㅡPodemos comer gomitas de nuevo, yo invito. También son mis favoritas después de todo. ¡Adiós Jirafa!

Sejun se alejó dejando a Byungchan en blanco, sabía que probablemente no diría ni una palabra asique solo se fue, sin antes darse la vuelta y guiñarle un ojo al alto. 

''¿Desde cuando eres tan desvergonzado?'' Eso es lo que Sejun se repetía desde el momento en que le gritó al chico.

Desde ya lejos, Byungchan solo soltó un ligero ''ugh'', sabia que era demasiado débil y tendría que buscar a ese extraño tipo. Su día no había sido bueno después de todo, solo sus gomitas lo endulzarían, pero Sejun... él también lo había hecho.

Está bien, lo buscaría. Pero solo por que está en deuda con él, no por que quiera verlo de nuevo, por supuesto que no. 

gomitas - sebyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora