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(Un Año Atras)

-Deja de mojarme, por favor para. -Le grito, el sólo vuelve a mojarme con la manguera mientras carcajea, a lo que le lanzo una esponja me reprocha.

-No me mojes tú. -Carcajeamos fuertemente. -Ya, terminemos de lavar el auto. -Dijo aún sin parar de reír. -Eres Hermosa. -Lo dijo con cara de tonto, me ruboricé.

-Tú eres más hermoso. -Dije mientras mordía mis labios.

-Me encanta cuando haces eso. -Se acercó a mí para mirarme fijamente a los ojos, tomó mi rostro con su mano derecha y rozó con su pulgar mi labio inferior. Yo no pude evitar sonreír. -Te ves realmente bella al sonreirme. -Mis mejillas no podían estár más rojizas, el empezó a acercar su rostro al mío y cierro los ojos, pero fue en vano porque en ese momento volvió a mojarme con la manguera que sostenía con su otra mano, y yo volví a agarrar las esponjas y lanzarselas desde el otro lado del auto.

Estuvimos en nuestra guerra de agua como por 1 hora aproximadamente, fue muy divertido, después de que termináramos de lavar el auto, nos secamos y cambiamos, y luego nos montamos en el auto, me tocaba a mí conducir y pues técnicamente no soy la mejor conductora del mundo, comencé bien pero los nervios me invadieron.

-Cuidado con ese hueco. -Dijo guiándome. -¡EL HUECO! -Me gritó agitado y por los nervios no pude hacer nada más que frenar pero igual caímos en ese pequeño hueco, sólo me miró de reojo, algo molesto, no es mi culpa que existan tantos estúpidos huecos.

-Deja de gritarme, me pones nerviosa. -Dije a la defensiva, él no quitó su mirada acusadora en mí por unos segundos, se bajó del auto y aún así no dejó de mirarme, tampoco cuándo se acercó al parachoques del auto, la bajó en cuanto se dió cuenta que en ese pequeño hueco en medio del camino en el que habíamos caído había algo el cual hizo que se sorprendiera, hizo señal de que retrocediera, lo hize, bufé y luego por curiosidad y advertencia me bajé para ver que pasaba, sólo me imaginaba que había dañado ó roto algo pero en cuanto me acerco, se encontraba una pequeña caja con una gata dando a luz, Austin y yo nos miramos y no dudamos en ayudarla. Traté de agarrar con mis fuerzas la muy pequeña y profunda caja, Austin me preguntó;

-¿Quedo alguna toalla en la maletera? -Asentí, él se dirigió a la maletera y la abrió para buscar las toallas sobrantes, en cuanto saco la caja con la gata en ella, me dirijo a la maletera también. Austin cuando terminó de acomodar las toallas, ayudamos a la gata a incorporarse en ellas para que pueda dar a luz cómodamente, lo logramos.

-Austin, a las gatas no les gustan que las vean, ven acá. -Él me sigue hasta el parachoques y me pregunta;

-¿Como por cuanto tiempo crees que dure en dar a luz? -Se notó un poco preocupado.

-Creo que puede durar horas, las gatas se toman su tiempo. -Dije sentandome en el capó. -Ahora, pídeme las gracias, querido.

-¿Las gracias por qué, querida? - Dijo algo sinico y confundido.

-De no ser por mí, no hubiéramos ayudado a esa pobre gata. -Contesté odvia, era la verdad. Él asiente y se me acerca.

-Es cierto. -Quedamos a una distancia, bastante aceptable, lo suficiente como para mirarnos y no dejar de hacerlo por un muy buen largo tiempo. De un momento a otro ya estabamos besándonos pero muy cariñosa, lenta y apasionadamente, al punto en el que él terminó arrecostado sobre de mí arriba del capó. Despues de una buena jornada de besos apasionados y llenos de algunas travesuras, nos detuvimos un momento, el aún sobre mí, empezamos a abrir los ojos casi al mismo tiempo y no pude evitar dejar escapar tales palabras de mi boca.

Lost / PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora