Bren miró a aquel chico, como si hubiera visto un fantasma.
¿Amor a primera vista?¿Acaso alguien podía sentir algo por ella?
-No existe el amor a primera vista-Se limitó a decir.
-Tú crees que no existe- La corrigió Heliot-Además, mi concepto de amor a primera vista es diferente a todos los demás. Creo.
-¿Y en qué te basas para ello?-Bren se apoyó en una columna que sobresalía. Debido a su pérdida de sangre, se debilitaba muy fácilmente, y con rapidez.
-Lo que yo denomino amor a primera vista...Es el deseo que surge en mi de acercarse a esa persona. De saber más sobre ella...
-Todo eso es muy bonito, pero resulta que tengo prisa. Lo siento, pero no me acompañarás.
En ese mismo momento, su mano resbaló de la columna, que hizo que se precipitara hacia el suelo.
Heliot se deslizó junto a ella inmediatamente, evitando que su espalda tocara el suelo.
-Si no te acompaño yo, ¿Quién lo hará?-Sonrió.
Bren miró fijamente al mestizo, planteándose de nuevo aquello.
Se intentó incorporar, que tras dos intentos, consiguió.
-Pues prepara las cosas, que nos vamos.
Heliot sonrió.
-Sabía que dirías eso.
-Ya, pues no te pases de vidente que puedo cambiar muy rápidamente de opinión-Dijo Bren, cortante.
Tras que el chico la ayudara a levantarse y a colocarse su mochila, se encaminó a la salida.
-¿Si nos ve alguien intentará detenernos?
-Hablas como si fuesemos a atracar un banco. Tranquila. Aunque hayas salvado esto, Los vegetales te seguirán odiando.
-Vaya. Que buenas personas-Comentó Bren mientras cerraba la puerta con cuidado-En definitiva, que sólo me cuidaron por que me lo debían, ¿No?
Heliot asintió, indicandole que se apoyara en él.
A medida que iban avanzando por las amplias calles de la ciudad, menos gente había. Nadie la miraba, y los que lo hacían, lo hacían con una especie de odio contenido.
Estaban cerca de la gran puerta que comunicaba el reino vegetal con un gran bosque, territorio perteneciente a la raza acuática, que estaba totalmente abandonado, cuando Bren empezó a toser.
Cruzaron la frontera, y la tos de Bren fue a más. Comenzó a escupir sangre. Heliot la obligó a pararse y la ayudó a arrodillarse. ¿Qué le estaba pasando?
-¿¡Qué pasa aquí!?¡Estamos dejando el camino libre para que todos los alumnos iniciemos las prácticas!¿Pero qué...?
Una chica se había acercado a ellos.Tenía la piel azulada y carecía de nariz. En su cuello poseía branquias. Tenía muy poco pelo, verde azulado y completamente liso. Sus ojos eran grandes y acuosos. Vestía una túnica azul oscura, casi negra, con destellos dorados.
Heliot miró a la muchacha. Era de raza acuática. Y era extraño, pues su piel estaba perfectamente hidratada, a pesar de estar fuera del agua.
-Creo que su herida se ha vuelto a abrir...-Murmuró el chico.
-A ver, aparta. Soy maga.
La tumbó completamente en el suelo y la miró de arriba abajo. Era cierto. En sus vendajes se apreciaba cada vez más un color carmesí.
-Creo que la has cagado, chaval-Susurró mientras la inspeccionaba con cuidado de no tocar partes de su piel que no estuvieran cubiertas por aquella tela que aislaba del peligro del fuego a cualquiera, salvo a los de hielo -Necesita guardar mucho reposo.
Bren tosió.
-Lo he hecho. Durante una semana.
-No digas tonterías. Esta es una herida mortal. Pasarán muchos días para que pueda cicatrizar. Aunque has tenido suerte de encontrarme-Dijo, con falta de modestia.-Yo puedo curarte. Pero primero debemos quitarnos del camino. Pronto pasarán todos los alumnos de la academia Mágica.
-¿Magia?No me hagas reír. Eso no existe-Dijo Heliot.
-Deberías callar y observar cómo tu novia va a ser salvada de la muerte.
Heliot se sonrojó en seguida.
-No es...Mi novia.
-Aunque fijo que te gustaría-Comentó Bren dificultosamente.
-Shhh..No hables. No hagas esfuerzos.
-¿Cómo piensas moverla hasta otro lugar? Te recuerdo que ni tiene fuerzas para moverse.
-Pues con algo que no existe. Magia.-Dijo la chica.
Se levantó y gesticuló palabras sin emitir ningún sonido. Agitó su mano izquierda sobre el cuerpo de Bren sin llegar a tocarlo. Y poco a poco, ésta, empezó a levitar.
-¿Eh, eh, a dónde la llevas?
-En vez de hacer preguntas obvias, ¿Por qué no me ayudas?-Replicó la acuática.
-¿Cómo te llamas?-Preguntó, sin hacer caso a la chica.
-Omega -Dijo, con las manos en alto, dirigiendo el cuerpo de Bren hacia el interior del bosque-Y calla, que molestas.
Bren iba a decir algo, pero calló.
Se sentía impotente, pues no podía hacer nada para ayudarse a sí misma a causa de la herida. Y a la vez, afortunada por haber encontrado a aquellas dos personas que la estaban ayudando.
Suspiró. Comenzaba a dudar si sobreviviría.
*Autora:*
Vale, voy a empezar disculpandome.
Lo siento por no haber actualizado en 4 meses. Simplemente, no tenía tiempo. Y pensé que ahora en verano podría terminar las dos historias que tengo pendiente, pero, que va, eh. Hace cuatro días que volví de Madrid y Escocia y el 5 de Agosto voy a Francia. También me disculpo por que éste capítulo tan esperado no era lo que vosotros esperábais(creo) y es super corto. Pero no tengo apenas tiempo. Intentaré actualizar Salada venganza también. Gracias:*