#1 La primera vez que le dije una palabra.

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Siempre es lo mismo, salgo de la Universidad y tomo un autobús.
Hoy como todos los dias tomé asiento pegado a la ventana del lado derecho, no se por que pero siempre que tomo el autobús ese asiento siempre esta vacío.
Coloqué mi mochila en el asiento que estaba alado de mi.
Me coloque mis audífonos y puse la música de Wake Me up de avicci.
Mientras escuchaba música veía la calle, cuando vi la parada donde siempre sube una chica muy bonita paré mi mirada para ver si se hiba a subir al autobús, cuando la veo subir, solamente mi mirada estaba en ella, ya ni siquiera escuchaba la música, solo la veía a ella.
Ya no había asientos, solo estaba desocupado uno y ese uno era el que estaba a lado de mi.
Quite mi mochila para que ella se pudiera sentar.

-Si gustas te puedes sentar aquí.- le dije mientras hiba quitando mi mochila.

Porfin le pude decir algo, siempre la he visto, pero nunca le he dicho una palabra.
La chica tomó asiento dándome una pequeña sonrisa.
Tengo ganas de decirle una palabra para poder sacar platica pero siempre los nervios me atacan.
Quiero agarrar un chicle de la mochila, pero cuando abro la mochila, el autobús frenó en seco.
Se me calló mi celular al piso y los audífonos también, la chica se quiso agachar pero antes de que lo hiciera la detuve.

-No te preocupes, yo lo recojo.-le dije mientras recogía mi celular.

Empecé a buscar mis audífonos, no supe donde quedaron, veía un lugar y no estaban, me queria parar de mi lugar, pero no quería molestar, así que tuve que hacer algo.

-¿De casualidad no has visto unos audífonos negros? -le pregunté nervioso.

-¿Son esos? - me dijo señalandolos.

-Si, gracias. -le dije mientras me paraba por ellos.

Me siento como un total ridiculo.
Volví a tomar asiento y me quede viendo mis manos.
Ya se acercaba mi bajada,así que me paré, cuando el autobús se detuvo, baje del autobús y me esperé para ayudar a las señoras que también hiban bajando.
Cuando le estaba ayudando a una señora a bajar, miré hacia donde estaba sentada la chica, solo vi como se me quedó viendo, le di una sonrisa y ella también me respondió con una.
Que hermosa sonrisa tiene, me gustaría volver a verla.
Camine un poco hasta llegar a mi casa.
Cuando abrí la puerta vi a mi madre sentada en el sillón, me acerco a ella para poder saludarla de beso.

-Hola mamá.-le dije mientras le daba el beso.

-Hola hijo.- me dijo respondiendome el beso.

Mi madre es una mujer tan fuerte y joven, tiene solamente 43 años.
Ella es la que siempre me ha apollado en mis estudios.
Estoy tan agradecido con ella.

-¿Quieres comer Julian? - me preguntó mi madre desde la sala.

-Si mamá.-le respondí desde la cocina.

Mi mamá empezó a calentar la comida mientras yo servía la bebida.
Cuando ya teníamos los alimentos en la mesa mi madre se me quedó viendo para que yo pudiera orar por los alimentos.

-¿Quieres que yo ore? -le pregunté mientras le daba un sorbo a mi refresco.

-Porfavor hijo.

Bueno, creo que no me queda de otra.
Cerré mis ojos y mi mamá igual.

-Padre, bendice estos alimentos que has puesto en la mesa... Bendice las manos de mi madre por haberlos preparado...te pido que sean de provecho, y también te pido por la salud de los dos. Amen.

-Amen.- dice mi madre mientras va cortando un pedazo de su carne.

-Te quedó muy bueno la ensalada de papa.-le dije mientras tenía el alimento en la boca.

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