las palabras son como roedores, si no las agarrás a tiempo se te escapan y se escabullen entre la maleza. en cautiverio son dignas de admirarse siempre que se lo desee, y sin embargo pierden cierta gracia; así no se las puede describir como libres, en lo absoluto. cual roedores, poseen un par de dientitos en esencia simpáticos, que no dudan en usar cuando la cosa se les complica. te muerden los dedos, intentan zafarse, y a veces lo consiguen.
a uno le gusta tener las palabras. algunas son peluditas, esponjosas, y se dejan mimar; otras son más ariscas y solo les interesa sentirse seguras. como mascotas, pese a perder libertad, son adorables. y aún así, las que más nos atraen, a las que más queremos agarrar, es a las silvestres. rebozan de gracia y ternura, jugueteando a nuestro alrededor, en muchos casos sin que las veamos.
¿a mí? me fascinan.
cautivas o silvestres, me provocan una satisfacción infinita darles cariño, arrullarlas entre mis manos, ofrecerles pepitas de girasol, o simplemente observarlas con esa devoción que tenemos en los ojos cuando nos perdemos en lo que percibimos. quizá por eso me gusta retratarlas en mis cuadernos. aunque, hoy día, no tenga mucha suerte al respecto.
los roedores, las palabras, las pepitas de girasol, la inspiración, los retratos. . . Todo ello me hinca los dientes en los dedos de la mano para zafarse de mí.
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tacho de basura
Random➳ porque a veces simplemente no pertenezco a otro lado, sólo a donde van a parar los desechos como yo。