050. Apolo: El Dios.

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Ambos ocasionados por la pérdida,

—¿Qué ocurre, hermano? —Artemisa me observa de reojo, mientras sostiene su arco y señala el atardecer,— ¿No te parece hermoso?

-En efecto, hermanita, - Apolo se sienta junto a ella en el prado verde,donde el viento corre. - El atardecer siempre es hermoso cuando el dios del sol y la diosa de la luna están juntos.

-Estaremos juntos físicamente, - Dice ella. - Pero mentalmente creo que estas a kilómetros de distancia, Apolo.

-Estaba pensando en un poema nuevo.

-Recita para mí, ¿Quieres?

-Dicen que los ángeles más adorables, hacen los demonios más crueles,- Murmuró sobre el ruido constante del viento.- Y, amada mía... Tú eras tan hermosa y amable antes de que ellos te arrastraran al infierno...

-Apolo,- La mano de Artemisa se posa en su hombro con cierto temor.- Ese poema no es nuevo, tiene por lo menos veinte años.

-Lo sé.- Sonríe un poco, e intenta evitar que su hermana note sus ojos llenos de lágrimas.- Pero he vivido tanto que veinte años no los siento, Arti.

-Apolo...

-El dolor cuando veo sus ojos sigue siendo el mismo.

Se quedan en silencio unos segundos, y entonces Apolo recitas los últimos versos que dejó inconclusos la primera vez que recito ese poema, hace décadas.

-Tú caída no fue un accidente.- Artemisa siente el escalofrío bajar por su espalda al oír las sentidas palabras de su hermano.- Tú fuiste elegida por los malditos.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora