Prólogo

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Noviembre 1965

No recuerdo la última vez que sentí tranquilidad; estos últimos meses han sido de caminar a hurtadillas con los pies descalzos y callosos. El pueblo parece fantasma perdido en humo que huele a pólvora seca y vieja, cada día el sol se esconde en la superficie gris que opaca el azul  celeste de la atmósfera, mis oídos se han agudizado con tantos disparos y los días parecen eternos. No salimos de casa al menos que sea muy necesario; vivimos con temor, todos murmurábamos estando en nuestra propia casa y cada noche hay un funeral. 

Mi familia ha querido huir pero no tenemos a donde ir aunque definitivamente cualquier sitio es mejor que este, estamos rodeados por las provincias vecinas, no entiendo que sucede con exactitud porque las chicas de mi edad tenemos prohibido preguntar, sólo nos acatamos a lo que dicen los padres, lo único que sé es que nos quieren aniquilar. 

Los caídosWhere stories live. Discover now