Son las 11 p.m. y no puedo dormir, tengo muchas cosas en mi cabeza y en mi corazón que necesito decirte, no hay un día que no piense en vos, en tu sonrisa, en tu voz, en como siempre estuviste ahí para mí y aun así no puedo reunir suficiente coraje para confesarte cuanto te amo, tal vez sea por la distancia o simplemente porque soy un cobarde, no lo sé, supongo que al final mañana podría intentarlo porque de alguna manera, aunque me rechaces sabría cómo te sientes y, en el remoto caso de que sientas lo mismo, me harías inmensamente feliz.
Hoy me despierto decidido, voy a hacerlo, voy a decirle todo lo que he mantenido callado durante tanto tiempo, mi corazón late muy fuerte, no sé cómo decirlo, me invaden mil inseguridades y para colmo parece que la suerte está en mi contra, quiero que esto sea especial y único, grabo un video, preferiría decirlo cara a cara, pero ahora es imposible y esto es lo que más se acerca, posiciono el celular y comienza a grabar, me aterra mirar a la cámara, hago todo lo posible por no mirarla directamente, me trabo, tartamudeo y no puedo quedarme quieto ¿Qué pensara?¿Cómo responderá? Estas son las preguntas que recorren mi mente y antes de que me dé cuenta ya dije todo lo que necesitaba decir, ahora me invade el miedo, ya está hecho, el siguiente paso es enviarlo, pero ¿Por qué es tan difícil? Creí que ya estaba listo, decidido, determinado a hacerlo, al final lo mando utilizando hasta mi última gota de coraje.
Tu primera reacción no tuvo precio, no lo podías creer, ¿Cómo podrías? Si nunca di ni la más mínima señal de amarte tanto como lo hago, ¿Cuántas veces tuve que contenerme a decir algo por miedo a que te dieras cuenta? No soy capaz de contarlas, tantas veces me contaste todo lo que te aquejaba y yo solo quería estar ahí contigo, decirte todo lo que te quiero y abrazarte hasta que los demonios se vayan.
Pasada tu sorpresa inicial me pediste tiempo para pensar, yo te lo cedi completamente, no quería que te sientas obligada a responder, pero ansiaba mucho la respuesta, los siguientes 3 o 4 días me carcomía la duda y comencé a temer lo peor, aun así, sentía un alivio inmenso en mi pecho, era como si fuera invencible, como si todo fuera posible, lamentablemente eso no duró mucho...
Tu respuesta llegó y junto con ella un golpe que derribo mi mundo, creía estar preparado para la respuesta, parece que estaba equivocado pues tuve que leerla varias veces para poder entenderla y volver a la realidad de la que aparentemente había escapado, esta era la respuesta que yo sabía tenía la mayor probabilidad de ser la que recibiera, pero aun así me impactó.
Luego de algunas lecturas más y de reflexionar acepte tu respuesta, quería odiarte por hacerme sentir como aquel que no puede ser amado, como la segunda opción de todo el mundo, pero la amabilidad con la que escribiste tu respuesta me hizo caer en la cuenta de que te importaba, quizás no tanto como vos me importas a mí, pero fue suficiente para mí, me di cuenta de que, aunque no fuera mutuo, mi amor te llego, y eso me alcanza.
A día de hoy aun me encuentro perdidamente enamorado de vos, esperando a que me des una oportunidad, somos amigos, más que eso, mejores amigos, sos mi persona favorita de este universo, pero quiero que seamos algo más que amigos.
No me permito fantasear con eso porque solo me hago daño y hoy estoy escribiendo esto a modo de registro de todo lo que sentí y aun siento, preguntándome: ¿Fue de verdad una confesión apresurada? Y ¿Hubo alguna vez un "nosotros"?
Joaquín Hammerschmidt.
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Una Confesión... ¿Apresurada?
Non-FictionEscrito desde lo más profundo de mi corazon, solo para una persona, que tal vez nunca lo lea...