17. LO QUE QUIERAS PERO HABLEMOS

2.9K 146 55
                                    

Amaia respiró tranquila. Todo el camino de vuelta a casa lo habían hecho agarrados de la mano, por eso la sorprendió que solo entrar Alfred la soltase de golpe.

La chica levantó la vista de sus pies, que es donde había estado mirando todo el rato, y vio a Roi sentado en el salón.

- Roi, ¿qué haces aún aquí? - Preguntó Amaia frunciendo el ceño.

- Quería ver que llegabas bien. - Contestó Roi dubitativo ante la expresión de Amaia.

Alfred bufó y se fue a la cocina a servirse un vaso de agua. Mientras se lo bebía podía escuchar los murmullos de Amaia y Roi, los cuales solo hacían que desanimarle más. ¿Por qué Amaia se había enfadado con él? ¿Cómo podían haberse girado las tornas de esa manera?



Mientras tanto, en el salón la situación era bastante tensa.

- ¿Ahora eres mi niñero? ¿No se supone que tu nuevo compañero de piso está esperando a que llegues desde ayer por la noche?

- La verdad es que me inventé lo del compañero de piso. - Dijo Roi frustrado mientras se rascaba la cabeza.

- ¿Por qué? - Preguntó Amaia incrédula.

- Bueno, tenía la esperanza que me dejases quedarme unos días más contigo, en casa, mientras él hacía la mudanza.

- Para empezar, solo te ofrecí quedarte estos dos días porque no tenías donde ir mientras te pintaban el piso, no llevaba ninguna intención de ampliar tu estancia. - Dijo Amaia enfadada. - Y no uses la palabra casa de esa manera, ni siquiera sabes lo que es sentirte en casa de verdad.

- ¿Entonces hemos acabado? ¿Llega ese y ya no quieres saber nada más de mí? - Preguntó Roi desafiante.

- ¿Acabado el qué? Y ese tiene un nombre, el cual te sabes perfectamente. ¿Qué te pasa Roi? No estoy entendiendo nada.

- Vamos, ¿cómo puedes ser tan cínica? Me llevas siguiendo el rollo todo el mes. Creía que solo te hacías la dura para provocarme.

- ¿Provocarte? Estás confundido Roi, solo soy tu amiga y solo he sido eso desde que nos conocimos. ¿Que estuviese todo el día hablándote de Alfred no te daba ninguna señal de que no estaba interesada en ti? - Preguntó Amaia sorprendida por la información que le acababa de dar su amigo.

- ¡Pero eso solo era una parte más del juego! - Contestó Roi frustrado. - No me jodas. Puedes entrar a ducharte mientras acabo de lavarme los dientes, no te preocupes. - Espetó Roi imitando lo que le había dicho Amaia hacía tan solo unas horas.

- ¿Y? Lo siento si lo has interpretado como algo sexual pero no era mi intención. Alfred y yo antes de ser pareja lo hacíamos todo el tiempo, y ninguno de los dos lo interpretaba como una invitación a nada. Tal vez como ha sido mi mejor amigo toda la vida, y hacíamos ese tipo de cosas, no sé comportarme apropiadamente en una relación de amistad normal. - Se disculpó la chica.

- Pues a lo mejor deberías hacértelo mirar, bonita, porque lo que tú haces en mi pueblo se llama "calentar pollas".

Amaia le miró con cara de pocos amigos y le pegó un empujón.

- Que te hagas ilusiones en tu cabeza sin hablarlas conmigo no es mi problema. Eso en mi pueblo se llama ser gilipollas. Y ahora por favor vete, que tengo cosas más importantes que hacer que perder el tiempo contigo.

Ya no puedo inventarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora